Populismo en América Latina y en el mundo; no es cosa de juego

Tras un retroceso durante los últimos diez años, el populismo está regresando a América Latina.

Los movimientos populistas comúnmente comparten dos características. Proveen una inclusión desigual, pues movilizan a grupos previamente excluidos al tiempo que crean obstáculos, incluso dificultades, para sus opositores. También cuestionan públicamente, e incluso dejan sin efecto, a instituciones que limitan las facultades formales de la presidencia.

No es casualidad. No solamente en América Latina sucede dicho fenómeno. Parece que la tendencia de Latinoamérica es la “calca” de sistemas europeos que simplemente ya no funcionan, es decir, atrasados y esperanzados en el cambio, se hace uso de todo.

El fuego del “giro a la izquierda” en América Latina que tanto maravilló a la intelectualidad progresista de todo el mundo se viene apagando desde hace algunos años. Con la caída del precio internacional de los “commodities”, muchos de los gobiernos que habían basado su política en la expansión del gasto público se quedaron sin recursos y entraron en crisis.

En algunos países, como Argentina, Brasil y Chile, fueron incluso sucedidos por partidos de un signo político contrario. Este proceso llevó a ciertos observadores a hablar de un “giro a la derecha” que empezaría a perfilarse en la región.

Por ejemplo, las elecciones en Italia de marzo pasado fueron la prueba de que el populismo en Europa no es retórica. La mayoría de los votantes italianos respaldó a los partidos euroescépticos y antiinmigrantes en las elecciones generales.

Y Francia dijo no. La victoria en las elecciones presidenciales de Emmanuel Macron (2017), un exbanquero europeísta y liberal, frenó la ola de descontento populista que triunfó en noviembre en las presidenciales de Estados Unidos con Donald Trump y, antes, en el referéndum europeo de Reino Unido (Brexit).

Pero, hace un par de semanas, considerado el político más popular del país, Iván Duque y a la vez una de las personas más rechazadas (incluso temidas) y con más controversias en la espalda ganó los comicios presidenciales en Colombia.

Uno de los grandes problemas de nuestro tiempo es el auge del populismo: pensar que los tremendos problemas que afrontan las sociedades occidentales, cuando la globalización financiera ha hecho añicos las bases sobre las que se construyó el modelo del Estado del bienestar, tienen una solución clara y hasta sencilla.

Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez y Nicolás Maduro (Venezuela), Evo Morales (Bolivia), entre otros, son claro ejemplo de los peligros a los que un país puede afrontar. No por nada, decimos que el populismo no es un juego, por lo que este domingo es importante razonar el voto y elegir la opción que mejor convenga al país.

Vote seguro, tranquilo y con calma. Viendo hacia el futuro y no al pasado.