Las pasadas elecciones representaron para el Partido de la Revolución Institucional (PRI) una derrota humillante, tanto con su candidato presidencial, José Antonio Meade, como a nivel local, pues perdió hasta en municipios considerados sus bastiones, como Tlacomulco, Edomex, sin dejar de mencionar que en el Congreso pasará a ser la tercera fuerza política.
Pero la humillación se delimitó a la derrota propia, pues al parecer ahora el PRI podría perder su edificio sede ubicado en Insurgentes Norte, en la Ciudad de México.
De acuerdo con el periodista Salvador García Soto en su columna “Serpientes y escaleras” publicada en el periódico El Universal, el exdirigente nacional del tricolor, Enrique Ochoa, antes de renunciar al cargo, solicitó un préstamo de 300 millones de pesos y dio como garantía edificios que albergan oficinas priistas, incluido que alberga al CEN.
En el texto editorial publicado el pasado 4 de agosto, se asegura que hay quienes afirman que el PRI no tiene cómo pagar dicha cantidad multimillonaria, por lo que podría perder hasta su casa.
