Cuántas veces no hemos escuchado en la radio, televisión e Internet que nuestros honorables Diputados y Senadores siempre hablan de la paridad de género, aquel objetivo en donde se busca que tanto hombres como mujeres puedan tener las mismas oportunidades dentro de ambas cámaras.
Sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad pues esta norma sólo la cumplen hasta donde la ley los obliga, es decir, en otras áreas aún existe una desigualdad para el sexo femenino. Y es que, dentro de las nóminas generales, ambos organismos tienen registrados a más hombres que mujeres e incluso los sueldos también varían dependiendo del género.
Para puestos más altos, como directores, asesores, subdirectores, consultores, jefes, coordinadores, secretarios técnicos y de enlace, así como titulares de área registraron un 69 por ciento ocupado por hombres y por el 31 por ciento de mujeres en la Cámara de Diputados; y en el Senado el porcentaje va 60-30 respectivamente.
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Con todo y que presumen la supuesta paridad, en San Lázaro existe una brecha salarial en donde los hombres ganan en promedio 21 por ciento más que las mujeres, situación que se repite en la Cámara Alta.
Con información de Reforma
