Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que en su gestión utilizaría una política de austeridad para erradicar la corrupción en el país un gran porcentaje de la población aprobó de buena manera dicha medida, sin saber que serían ellos mismos los futuros afectados.
Tal y como le está ocurriendo al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y a los 26 Centros Públicos de Investigación (CPIs) los cuales han sido golpeados por la famosa austeridad republicana a tal grado de que servicios básico como la luz y el agua no han podido ser pagados.
Dichos centros se dedican a investigaciones en ciencia y tecnología aplicadas en áreas de la salud, cambio climático, energías limpias, sustentabilidad, antropología, astronomía, geología y hasta prevención de sismos, sectores que se han descuidado gracias al recorte de presupuesto del presidente para financiar programas como el de los “ninis”.
“Desde hace cinco años hemos tenido recortes y con la 4T no fue distinto. Pero el memorándum del Presidente fue la cereza del pastel. Trabajamos en los límites, ahora hemos cruzado la línea roja que implica despido de personal operativo, de honorarios eventual y otras restricciones para ejercer el presupuesto”, demandó el doctor Fabián Rosales, integrante del instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Inaoe).
Y es que en primera instancia el recorte sólo había sido del 12% (2 mil millones de pesos), que de por sí afectaron a los distintos CIPs, pero con el memorándum del presidente la reducción llegó hasta el 50% de los recursos, situación que ha dejado a la ciencia del país pendiendo de un hilo.
