El gran problema del nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, es la ausencia de una visión sistémica, y ello la aleja mucho de sus propósitos, expusieron los analistas que participaron en el “Balance de la reforma en materia de justicia penal”, organizado por el Instituto Belisario Domínguez (IBD) del Senado de la República.
Señalaron que el error deriva de que la implementación del nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio implica también la reforma de las policías, los ministerios públicos, los jueces, el sistema penitenciario y de la práctica de los abogados; y además se ha olvidado la creación de las fiscalías.
En cuanto al fenómeno de la corrupción, combatirla con una estrategia que se base principalmente en la persecución de servidores públicos, es un proyecto que está destinado al fracaso, comentaron.
La corrupción en México es un fenómeno de carácter sistémico, institucional que implica la existencia de redes de intereses en las que participan actores públicos y privados en todos los niveles de gobierno, acotaron.
Carlos Galindo López, investigador del IBD, refirió que a partir de 2006, cuando iniciaron los operativos militarizados permanentes en las calles, se elevó la cifra de homicidios y generó una ola de violencia que aún continúa en el país.
Dijo que el nuevo sistema acusatorio ofrece una oportunidad distinta para lidiar con la criminalidad, porque sólo los casos más graves son llevados a juicio; lo que impacta en la efectividad para combatir los delitos, ya que en el antiguo sistema se calcula en 21 por ciento, y con el nuevo incrementó hasta 60 por ciento.
Sergio López Ayllón, director general del Centro de Investigación y Docencia Económicas, advirtió que regresar al modelo de prisión preventiva oficiosa para todos los delitos sería un grave error, “hago un llamado al Senado a que resistan las tentaciones de regresión”; y exhortó a los legisladores a concentrarse en el funcionamiento de la fiscalía anticorrupción.
Explicó que no existe una fórmula única para reducir la corrupción, ya que en la experiencia internacional, pocos esfuerzos, con diversos modelos de intervención, han sido exitosos; “las posibilidades de error son altas, y continuamente se deben hacer cambios sobre la marcha”.