No sirvió a Trump colgarse de ataque en Orlando

A raíz de los ataques en la disco Pulse –la madrugada del domingo en Orlando, Florida–, el mundo entero puso la mirada en Estados Unidos y en lo que parece una crisis insostenible de inseguridad e intolerancia.

El internacionalista Gino Pauselli explicó a La Otra Opinión que los hechos del fin de semana abren tres grandes debates:

El primero, el de la intolerancia a la diversidad sexual.

El segundo, el de la cerrazón a las religiones distintas.

Y el tercero, a la legislación deficiente que permite que una sociedad cerrada e intolerante tenga acceso libre a todo tipo de armas de fuego.

Y es que más allá de la intolerancia, más allá de la violencia, más allá de la cerrazón –elaboró el académico–, el acceso a las armas detona las tragedias que cobran las vidas de decenas.

Por otro lado, Pauselli puso en duda que los ataques de odio sean la respuesta natural de una sociedad que se percibe en decadencia. Y es que –para el analista–, el sentido de decadencia es exclusivo de la clase media blanca; en realidad, los latinos, los asiáticos y los negros se sienten –por lo general– conformes con la vida que llevan.

Ahora bien, estos sectores de blancos clasemedieros son, coincidentemente, los que mueven y hacen crecer la propuesta autoritaria, intolerante y añeja de Donald Trump.

Sin embargo, por extraño que parezca, todo indica que en el caso de Orlando, el discurso que prevalece es el de la tolerancia y el de la inclusión. Es decir, en vez de que las agresiones de Orlando consolidaran el discurso xenófobo de Trump, tal parece que la reacción de la sociedad es la opuesta: una oferta de reconciliación y paz. Después de todo, contrario a lo que se dijo en un principio, pareciera que la relación entre el gatillero del Pulse y el Estado Islámico es más bien lejana; lo cual convertiría este doloroso incidente en un acto de intolerancia; y no precisamente en un acto de terror.