¡NO ES MARXISTA: AMLO ES UN POPULISTA DE DERECHA!

Ahora resulta que volvió a ser tendencia el espantajo de que López Obrador y su gobierno no sólo son de izquierda, sino marxistas

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Especial

Ahora resulta que volvió a ser tendencia el espantajo de que López Obrador y su gobierno no sólo son de izquierda, sino marxistas.

Sí, a propósito de la presentación de los nuevos Libros de Texto –con un evidente adoctrinamiento socialistoide–, distintos sectores señalaron que AMLO pretende “imponer marxismo entre los niños de primaria y secundaria”. 

Lo cierto, sin embargo, es que el propio presidente mexicano y sus propagandistas dejan correr ese cuento para abonar a la confusión y, sobre todo, para apuntalar la perversa estrategia “engañabobos” de fin de sexenio.

Estrategia que busca hacer creer a la sociedad que el de López es un gobierno de izquierda y “marxista”, cuando la realidad es todo lo contrario.

Y es que a lo largo de casi cinco años de gestión, el mandatario ha confirmado –con hechos–, que el suyo es un gobierno no solo populista, sino de extrema derecha y, según no pocos conocedores del tema, Obrador es “un populista de derecha y reaccionario”, como lo definió Roger Bartra.

Más aún, el mítico Cuauhtémoc Cárdenas –fundador del PRD–, ha rechazado de manera reiterada y a lo largo de la gestión lopista, que el actual gobierno federal se pueda identificar como de izquierda.

Peor aún, a lo largo de los años que López jefaturó el PRD –de 1996 a 2015–, el tabasqueño siempre se negó a que se identificara al PRD como “partido socialista”. Por lo menos en dos congresos nacionales esa fue la discusión central: adoptar o no la identidad de partido socialista para el PRD.

Sin embargo, en todos los casos, AMLO se negó de manera rotunda, con el argumento de que el partido amarillo era “un partido nacionalista”. 

Y si aún lo dudas, basta recordar que en los cinco años de su gestión presidencial, Obrador ha reivindicado –en cuatro momentos distintos–, su admiración por Benito Mussolini, el padre del fascismo; impulsor de la dictadura italiana y motor del criminal ascenso de Hitler al poder.

Pero aún hay más. Todo el que quiera conocer las características del “populismo de derecha” de AMLO, debe saber que el presidente mexicano ha exhibido –a los ojos del mundo, tanto en audio como en video–, las pruebas de que el suyo es un gobierno fascista, radical y de derecha. ¿Y cuales son esas pruebas?

A).- Una característica de los populistas y reaccionarios de derecha es la exaltación del nacionalismo exacerbado que se asume como la voz y la mismísima encarnación del pueblo.

Sí, sólo ellos creen saber y entienden lo que necesita y quiere “el pueblo bueno” y López se cree el pueblo mismo. Y cuando aparece una figura del pueblo y con raíces indígenas, como Xóchitl Gálvez, esa figura “rompe el encanto” y, por tanto, el dictador debe destruirla, si quiere seguir engatusando.

B).- Otro rasgo clásico de los populistas de derecha es la “teoría de la conspiración”. Es decir, la construcción de un tótem; sea político, enemigo o una doctrina a los que se culpa de todos los males. Así, AMLO ha creado espantajos como “los neoliberales”, “los conservadores”, “los corruptos” y figuras como Calderón, Salinas, supuestos culpables de todo.

C).- Para un buen populista y, en especial para los populistas de extrema derecha, los intelectuales y periodistas son sus principales enemigos. Y es que tanto el pensamiento libre, como la razón y la verdad, son “veneno puro” para populistas como López Obrador. Por eso persigue a periodistas e intelectuales.

  1. D) La manipulación de la realidad yla estadística es otra característica de los reaccionarios populistas de extrema derecha. Por eso, López ha creado una realidad alterna con más de 150 mil mentiras, además de su consabida manipulación estadística llamada “los otros datos”.

Y es que para AMLO la realidad es aquella que él y sólo él interpreta y la evidencia no importa frente a la narrativa del populista radical de derecha.

E).- El miedo social, en un gobierno populista de derecha, es piedra angular para mantener el poder. Por eso, López cambió el combate a la violencia y al crimen por una alianza del Estado con las bandas criminales.

Al populista no le interesa la seguridad de los ciudadanos y tampoco le interesa la vida del pueblo; le interesa la cultura del miedo –a la pandemia, a la inseguridad, al crimen y al caos–, para construir un discurso sobre los supuestos males que dejó el pasado y los retos del populista frente el futuro.

F).- Y la joya de todo populista de derecha –Musollini y Hitler–, es la militarización de la vida política, social y económica. Y ese es el mayor logro de la gestión de AMLO; meter a militares, marinos y guardias nacionales hasta en la sopa y sacarlos de sus tareas fundacionales; la seguridad.

Pero tampoco es nuevo que AMLO sea un farsante de derecha con piel de izquierdista. En el Itinerario Político del 6 de diciembre de 2019, titulado: “¡Cárdenas quitó la careta a Obrador!”, expliqué esa mentira.

Así lo dije: “Sólo era cuestión de tiempo. Sí, la careta de supuesto gobierno de izquierda les fue arrebatada a Morena y a López Obrador por el propio fundador del más influyente partido de izquierda, el aún líder moral de esa izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas.

“¿Y por qué es importante que Cárdenas le haya arrebatado a Morena y al gobierno de AMLO la careta de izquierdistas?

“La respuesta es fundamental para entender el tamaño de las mentiras, las confusiones e intrigas que, por décadas, esparció por todo el país el líder social, aspirante presidencial y hoy presidente, López Obrador.

“¿Y cuales son esas mentiras?

“1.- El discurso populista de AMLO nació, desde su liderazgo social, en “los pobres” y desposeídos. De ahí el eslogan de “primero los pobres”.

“2.- La preocupación paternalista de “los pobres” tenía espacio en el PRI, por un lado, y en los partidos de izquierda, por el otro. Por eso, cuando se produce la formación del PRD, por líderes salidos del PRI, AMLO abandona al partido tricolor y abraza a la izquierda, no como pensamiento ideológico, sino como instrumento para acceder al poder.

“3.- La clave para entender la definición ideológica de Obrador aparece cuando fue presidente del PRD, entre 1996 y el año 2000 del siglo pasado. En esa gestión, distintas “tribus” intentaron definir al PRD como partido de izquierda, con orientación socialista, pero AMLO se opuso.

“4.- Como jefe de gobierno del DF, Obrador convirtió a jerarcas católicos en sus principales aliados. Años después creó Morena, partido que, desde el mismo nombre, pregonó una identidad simbiótica con la derecha mexicana. Sí, AMLO identificó a su partido con la “Morenita de Guadalupe”.

“5.- En los documentos básicos de Morena no se habla de un partido de izquierda y, en cambio, sus postulados son cristianos y evangélicos.

“6.- El autoproclamado “humanismo” y “cristianismo” de López no solo va contra el postulado constitucional de “Estado laico” sino que es un pensamiento conservador y copia del engañoso “abrazos, no balazos”

“7.- Hoy, en el gobierno de AMLO, el culto religioso evangélico es uno de los pilares morales del gobierno federal y del propio presidente. De ahí salieron la “Cartilla Moral” y bodrios como: “Hacia una economía moral”.

“8.-. Pero acaso la mayor mentira y el espantajo más contradictorio sea el que todos los días lanza López Obrador contra sus críticos, sus adversarios y opositores. Y es que según AMLO, es “conservador” todo aquel que lo cuestiona, lo critica o se opone a sus dislates.

“9.- Y es que el calificativo “conservador” es, según AMLO, un insulto y un estigma para los adversarios, pero también ratifica que Obrador, su partido y su movimiento engañan con el espantajo de que son de izquierda.

“10.- Sin embargo, no sólo Cárdenas le quitó la careta izquierdista a Obrador, sino que el propio ex presidente José Mujica, de Uruguay, y el Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, calificaron como gobierno impostor de izquierda, al de AMLO. ¿Así o más claro? Al tiempo”. (Fin de la cita)

Sí, López es adorador de la derecha radical y fascista y engaña con el cuento de que es de izquierda.

Al tiempo.