“Nico”, prueba de la falsa austeridad de AMLO

El virtual Presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador impulsa un severo plan de austeridad en el gobierno, que va desde la reducción del 50 por ciento de la alta burocracia y eliminación de subsecretarías y delegaciones federales en estados.

Va por la reducción de dietas en el Congreso, eliminación de comisiones, viajes al extranjero y seguro de gastos médicos mayores para los diputados federales y los senadores.

En el plan general de austeridad, que López Obrador presentó a sus diputados locales, alcaldes y gobernadores en una reunión privada, se estipula que sólo tendrán apoyo de chofer los secretarios y subsecretarios del gobierno federal.

Pero, si ese “chofer” es como “Nico”, entonces no habría un plan de austeridad como tanto presume el tabasqueño.

Nada más hay que recordara a don Nicolás Mollinedo Bastar, “Nico”, quien se hizo famoso en 2006 por ser el chofer de AMLO y ganar el sueldo de un subsecretario (63 mil pesos mensuales).

La historia de quien manejaba “un Tsuru” blanco y trasladaba al exjefe del Gobierno del entonces Distrito Federal no acaba ahí.

Nicolás Mollinedo y su familia son personajes dignos de atención porque, hasta la fecha, siguen representando la corrupción y la impunidad dentro del lopezobradorismo. Durante los más de diez años que trabajó para López Obrador, “Nico”, un burócrata mediano y sin estudios profesionales, se volvió extraordinariamente rico: compró casas en la Ciudad de México y el Estado de México; se hizo de un lujoso Mercedes Benz y de una quinta en Tabasco.

Paralelamente, envió a sus hijos Nicolás e Isaac Mollinedo a Culver, una costosa academia privada de Estados Unidos a la que acuden hijos de millonarios procedentes de todo el mundo.

Sobre la base de este patrimonio, que estaba totalmente fuera del alcance de su salario, “Nico” fundó después una empresa constructora, se compró otra casa en Yucatán, también envió a su hija Ana Paula a Culver y le pagó viajes por Europa y Estados Unidos a sus hijos Samuel e Isaac.

Al estilo del funcionario corrupto clásico, Nico se declaró inocente y ocultó parte de esta fortuna en su declaración 3de3.

Mollinedo se dio el lujo en 2016, tras un paso efímero por la delegación Cuauhtémoc, de desairar a Ricardo Monreal y acudir al llamado de Gerardo Guadiano, alcalde de Centro, en Tabasco.

Como coordinador general de Servicios  Municipales, le deseó éxito a Monreal, no sin antes agradecerle. En su declaración patrimonial no incluye cuánto gana por su cargo actual, lo que sí se sabe es durante su vertiginoso paso por diferentes gobiernos de la capital, supo colocar a uno que otro familiar.

Folios mercantiles y reales del registro público, redes sociales y artículos de prensa son evidencia de lo anterior.

Nadie sospecharía que este hombre es un millonario. De voz rasposa pero tranquila, mirada y ademanes amables, casi tímidos, Nicolás Mollinedo parece un verdadero hombre de pueblo, “aflojado en terracería”, como le gusta decir a López Obrador. Corrupto como los integrantes del próximo gobierno de México.