Nahle difiere con Yeidckol; “ley garrote”, no es para Dos Bocas, dice

Entre los argumentos de ambas solo una cosa reluce, que soslayan el derecho a la libertad de manifestación política

Tal parece que las contradicciones ya rebasaron al presidente, Andrés Manuel López Obrador, y ahora gente cercana a él ya está cayendo en situaciones similares, en este caso las involucradas son la secretaria de Energía, Rocío Nahle y la dirigente nacional de Morena Yeidckol Polevnsky.

Resulta que para la titular de la Sener la llamada “ley garrote”, que recientemente aprobó el Congreso de Tabasco, no es para mitigar las protestas en contra de la refinería de Dos Bocas, pues para eso está la Guardia Nacional, misma que resguardará la obra.

“Nosotros vamos trabajando bien, el gobernador nos ha ayudado muchísimo, nos da facilidades, nos ha prestado la Guardia Nacional, hemos trabajado en conjunto; están desplegados elementos y no nada más en Dos Bocas sino en Paraíso, Tabasco, en parte sí tiene que ver con el proyecto”, dijo la funcionaria federal.

Por su parte, la líder de Morena, simple y llanamente le llevó al contraria a Nahle, pues ella sí considera que la “ley garrote” se avaló con la finalidad de evitar bloqueos de obras y calles de Tabasco,con lo que se podrían prevenir eventuales chantajes y sabotajes contra el megaproyecto petrolero. 

Asimismo, y de acuerdo con el diario Reforma, para Polevnsky “las manifestaciones son sagradas, pero se ha querido manipular para generar un movimiento en contra de Dos Bocas. Esta ley es para evitar chantajes y sabotajes”. 

Sin embargo, Nahle García defendió esta nueva ley argumentado que se aprobó por las constantes quejas de los empresarios de la zona de Paraíso, pues es una región “muy violentada”.

Mientras que Polevnsky Gurwitz insistió en que “ha habido y han querido manipular un tema para generar supuestas movilizaciones con otros intereses, en contra de algo que la gente pide que es la refinería que se está planteando, cuando va a generar gran cantidad de empleos en Tabasco”. 

Solo el tiempo le dará la razón a una de las dos, aunque los argumentos de ambas soslayan el derecho a la libertad de manifestación política, esa es la única coincidencia que se percibe en esta controversia.