Morena: un “Frankenstein” con lo peor de la “mafia del poder”

Rocío Nahle, candidata y coordinadora de Morena en Veracruz justificó a la postulación de la ex priista Mónica Robles a una diputación federal plurinominal, pues, según dijo, es hija de Roselia Barajas, militante de izquierda, compañera de lucha de Heberto Castillo y Cuauhtémoc Cárdenas.

Nahle trató de justificar la inclusión de Robles a pesar de ser ex priísta diciendo que “en una familia hay de todo”.

Pero existen muchos otros casos de ex priistas, ex panistas o ex perredistas de los cuales Morena echa mano para suplir su falta de estructura en varios estados. O dicho de otro modo, el partido se ha convertido en una especie de “Frankenstein”, armado con pedacería de lo peor de la “mafia del poder”.

Caso emblemático es la inclusión del ex panista, quien fue impuesto como Ricardo Shieffield como candidato a la gubernatura de Guanajuato desplazando a la activista y fundadora de Morena en el estado Antares Vázquez.

En otro caso, María Teresa Camarena, aspirante al Senado por Nayarit y ex secretaria de finanzas de Morena, fue sustituida por la ex militante de Nueva Alianza e integrante del SNTE, Cora Cecilia Pinedo.

Del mismo modo destacan las adhesiones de Germán Martínez Cazares ex dirigente del PAN y la ex delegada de Miguel Hidalgo, Gabriela Cuevas, o la unión del nieto de Elba Esther Gordillo, René Fujiwara, proveniente de Nueva Alianza.

Miguel Ángel Chico Herrera pasó del PRI a Morena por un escaño al Senado, a Paola Félix Díaz pasó del Partido Verde a Morena a la alcaldía de Cuajimalpa, Lorena Cuéllar pasó del PRD a Morena, así como Víctor Hugo Romo que aspira a gobernar la Miguel Hidalgo ahora bajo las siglas de Morena.

Con estas adhesiones que está realizando el partido de López Obrador, parece que está haciendo a un lado a militantes fundadores de su movimiento y acumula restos de otros partidos, tal como el científico que en la novela de terror toma partes de cuerpos diferentes -partidos- y los suma a su movimiento.

Como el monstruo se puede desatar una carnicería, cobro de venganzas de estos políticos contra sus ex correligionarios, y la instauración de un nuevo partido único.