Morena, a la caza de cabilderos legislativos

El presidente de la Comisión de presupuesto de la Cámara de Diputados, Alfonso Ramirez Cuellar, denunció que el recinto legislativo ha sido invadida por una “plaga de gestores, cabilderos, coyotes y extorsionadores” que solicitan recursos a nombre de alcaldes, rectores, e incluso gobernadores.

El legislador morenista explicó que de cara a la elaboración del presupuesto de egresos del 2019, se busca dialogar directamente con los funcionarios y demás figuras que tengan derecho a recibir recursos de la Federación, ya que se cometían extorsiones en legislaturas pasadas.

“La información que dan muchos presidentes municipales es que pagaban 20, 30 y hasta 40 por ciento a los gestores, entre ellos muchos miembros de anteriores legislaturas, y la posición de la presidencia de la Comisión de Presupuesto es que este sistema se va a acabar”, dijo en conferencia de prensa.

Ramirez Cuellar señaló que estos gestores invaden los espacios de la cámara, además de que llegan sin previo aviso a las oficinas de los legisladores, esto a pesar de que están obligados a seguir diversos protocolos en caso de visitar la sede del congreso.

Es por ello que buscará un acuerdo con la mesa directiva para que sean exhibidos ante todos los legisladores, con el fin de que puedan ser denunciados.

El legislador concluyó diciendo que se busca crear un padrón de cabilderos que sea de conocimiento de todos los legisladores.

Esta no es la primera vez que los cabilderos estarían el el foco público, pues en 2005 se dio a conocer que diversos intermediarios de empresas tabacaleras intentaron sobornar a legisladores para que no se aprobara un aumento de 20% a las cajetillas de cigarro.

En el 2013 se dio a conocer que la empresa PricewaterhouseCoopers ofrecía sus servicios de cabildeo para tratar de modificar la reforma fiscal propuesta por el presidente Peña Nieto, ya que afectaba los intereses de las empresas privadas. Se dice que la firma cobraría un millón de dolares por cada artículo que lograran modificar o derogar.

Esto obligó a que se aprobara una reforma al reglamento del congreso, la cual limitaba el número de cabilderos e impedía que los legisladores recibieran dádivas o algún tipo de incentivo que pudiera “comprar sus conciencias”