Mis deseos para el presidente

NETEANDO  CON FERNANDA

No voté por Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, al igual que la mayoría de los mexicanos, deseo que le vaya muy bien. Desde el día de ayer, es quien guía el destino de mi país. Por eso, deseo que tenga la capacidad para poder resolver los problemas de México y que durante su mandato haya honestidad, prosperidad y progreso. Definitivamente ya hizo historia con 30 millones de votos y la seguirá haciendo los siguientes seis años. Es imposible saber si con grandes aciertos o errores. Deseo que sean los primeros y que sea recordado como un gran demócrata, un estadista que tuvo altura de miras.

No podemos darle “el beneficio de la duda” ya que no llegó ahí por casualidad, sino por elección. Primero la propia, al aceptar la candidatura de su partido y después por que la mayoría de los votantes confiaron en sus propuestas y lo eligieron para ser nuestro presidente durante durante seis años. Creo que más bien, estamos obligados a mirarlo con objetividad, sin filias ni fobias partidistas, reconociendo sus aciertos y cuestionando sus errores. Lo mismo para su familia y el gabinete.

Quiero que sea exitoso ya que de la buena gestión de su mandato derivará estabilidad y crecimiento para el país. Sé que no tiene una varita mágica y que los cambios no se darán de la noche a la mañana, pero sus pasos deben ser firmes y desde el primer día. Si en algo estamos todos de acuerdo es que no queremos más de lo mismo. Basta de impunidad y de que haya quienes están por encima de ley. Basta de abusos y corrupción. Mucho se habló de honestidad, hoy queremos que pase las palabras a los hechos.

Hace algunos meses escribí sobre la necesidad de un cambio en el país. Retomo algunas ideas: “Cambio: Acción o transición a un estado diferente. Diferente, que no se parece, ahí está la clave. Un cambio nos impide volver a lo que alguna vez fuimos. No podemos volver a la adolescencia una vez que llegamos a la edad adulta; tampoco un adolescente puede volver a la niñez. Una vez que alguien realiza un cambio interno, difícilmente puede volver a lo que algún día fue. Necesitamos transitar a un estado diferente, porque la corrupción, violencia e inseguridad resultan insoportables.

El cambio debe ser profundo y verdadero. No queremos seguir en el mismo infierno, pero con diferente diablo. O en este caso: con los mismos políticos corruptos, misma mafia del poder, mismos negocios chuecos, pero con diferentes nombres. Queremos un cambio verdadero, no gatopardismo*.

Confieso que lo que he visto hasta hoy de la Cuarta Transformación no me gusta. Tampoco me gustaron varios fragmentos de su discurso de toma de posesión. Ayer empezó el sexenio de López Obrador empieza escribir las páginas de la historia. Esperamos que sean por el bien de México. Espero, que como dijo, la honestidad y fraternidad sean la forma de vida de su gobierno.

Buen domingo a todos.

Me gustaría oír tu opinión. Deja por aquí un comentario o escribe a: [email protected] o en Twitter @FernandaT

*Giovanni di Lampedusa escribió en 1957 una novela fue merecedora de varios premios, entre ellos el Premio Strega. En Il Gattopardo, Lampedusa narra  la historia de la llegada de Garibaldi a Sicilia. El príncipe Fabrizio se indigna al saber que su sobrino Tancredo está del lado de Garibaldi; pero se tranquiliza cuando su sobrino le dice: “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”. Esta frase se ha traducido en la política como el “gatopardismo”.