A pocas horas de la elección del Poder Judicial –prevista para el domingo 1 de junio de 2025–, crecen los escándalos por el descomunal fraude de Estado que se preparó desde lo más alto del poder.
Más aún, el escándalo ya también es noticia allende fronteras, ya que no son pocas las democracias del mundo que han entendido que, con la muerte del Poder Judicial mexicano, viviremos no sólo la muerte de la democracia, sino el fin de la propia República.
Por ejemplo, el londinense Financial Times describe el proceso electoral mexicano como “kafkiano”, carente de reglas claras y en medio de una total opacidad en el recuento de los votos.
El diario británico también denuncia la ilegal intromisión de actores políticos y del crimen organizado, lo que tarde o temprano afectará la gobernabilidad de nuestro país.
Por su parte, el Observatorio Electoral Judicial (OEJ) –una coalición de organizaciones sin fines de lucro–, externó preocupación por las condiciones de inequidad en la distribución de candidaturas y por la escandalosa opacidad en el recuento de los votos.
Pero acaso la mayor preocupación por la muerte del Poder Judicial mexicano aparece en los socios comerciales del TMEC –Estados Unidos y Canadá–, cuyos gobiernos han expresado preocupación frente a lo que ya es visto como el fin de la impartición de justicia y un creciente riesgo para la inversión extranjera.
Por lo pronto, aquí mis diez razones –diez vicios de la amañada elección–, por las que decidí no acudir a las urnas el domingo próximo.
1.- Porque dicha elección es, en los hechos, una burla a los ciudadanos y producto de una vulgar venganza de López Obrador contra la Suprema Corte de Justicia.
2-. Porque de principio a fin se trata de una elección amañada, producto de una ilegal sobrerrepresentación en el Congreso y con trampas extremas, como la difusión masiva de “acordeones” en los que se induce el voto a favor de los aspirantes preferidos por el poder presidencial.
Eso sin contar con el manoseo que llevaron a cabo gobernadores como los de CDMX, Clara Brugada y de Nuevo León, Samuel García, quien financiaron e instruyeron a toda la burocracia estatal para organizar carruseles de votantes.
3.- Porque todo el proceso electoral está diseñado para cometer el mayor fraude de la historia; sin transparencia, sin equidad, sin reglas claras y, sobre todo, sin certeza en el recuento de los votos.
4.- Porque se trata de una elección que violenta la Constitución y sus leyes en materia electoral, ya que se confirma la muerte del INE y del TEPJ, además de que la propia presidenta del INE amenaza con censura a quien cuestione el escandaloso fraude.
5.- Porque al destruir el Poder Judicial como lo conocemos hasta hoy, no sólo desaparece la división de poderes, sino que se concentra todo el poder en una sola persona, sea la huésped de Palacio o el habitante de Palenque.
6.- Porque luego de una elección amañada, como la que veremos el domingo próximo, en los hechos se habrán cancelado todos los contrapesos y la democracia mexicana habrá muerto.
7.- Porque una vez frente a la urna, muy pocos ciudadanos sabrán por quién votar, además de que, entre los aspirantes a jueces, magistrados y ministros, aparecen no pocos “narco-candidatos”.
8.- Porque nadie sabrá, a ciencia cierta, cuál será el número de votos depositados en las urnas; tampoco sabremos cómo se llevará a cabo el recuento de los mismos y, por tanto, se abre la posibilidad de que, en medio de la opacidad total, desde el poder presidencial se impongan “ganadores”.
9.- Porque sin contrapesos y sin división de poderes, los ciudadanos perderemos libertades y derechos fundamentales, como la libertad de expresión, la propiedad privada, los derechos humanos y muchos otros.
10.- Y, porque con el fin de la división de poderes y la cancelación de la democracia, asistiremos a la muerte de la República, para dar paso a una grosera dictadura bananera.
Sí, por las razones anteriores, decidí no acudir a votar el domingo próximo, para impedir que en mi nombre se cancele la democracia y se acabe con la República. ¿Ustedes ya decidieron?
Al tiempo.