Este lunes se dio a conocer que el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo denunció que los militares siguen acosando a la familia del sobreviviente de la masacre del 26 de febrero.
Según informaron, el domingo pasado cuatro vehículos arribaron al domicilio de la familia del único sobreviviente del ataque armado por parte de la Sedena en contra de varios hombres.
Al llegar al domicilio, personal militar procedió a revisar el vehículo de un familiar cercano al papá de las víctimas, “bajo sospechas de estar consumiendo mariguana”.
Mientras dos soldados llevaban a cabo la revisión del automóvil particular, otro de los militares que iba al mando del operativo comenzó a interrogar al señor Enrique Pérez, papa de ñas víctimas, asegurando que en su domicilio vendían drogas, y que si él quería podía llevárselo arrestado en ese momento, pues además de ser capitán del Ejército mexicano también dijo ser “abogado”.
Sobreviviente contradijo versión de la Sedena
Uno de los seis jóvenes que sobrevivió al ataque armado que protagonizaron militares en Nuevo Laredo, Tamaulipas, relató qué fue lo que ocurrió la madrugada del 26 de febrero.
“Nadie nos venía siguiendo, no nos marcaron el alto ni hicieron algún llamamiento. De pronto vimos que atrás venía una camioneta de soldados con las luces apagadas. Nos chocaron y en menos de un minuto empezaron los balazos”, relató el testigo identificado como Alejandro quien dijo que los disparos impactaron la parte trasera de la camioneta en la que viajaban; después, afirmó, vio otra camioneta de militares enfrente, también disparando.
Y añadió: “Como yo me agaché, nomas escuché gritos, no supe quién gritaba, pero decían: ‘¡Ayúdenme, ayúdenme!’”.
“Cuando ya no se oyeron balazos yo me bajé, me puse de rodillas a un lado de la puerta de la camioneta. De volada llegaron los soldados y yo nomás escuchaba que decían: ‘¡Mátenlo!, ¡Mátenlo!’. También me pusieron pecho tierra y a cada rato decían que me matarían, luego ya no escuché a mis amigos”.