Mi hijo es homosexual

Dra. María Elena

“Siento mucha enojo y me pregunto qué es lo que hice mal, sería mi culpa o de su madre por consentirlo tanto, por sobre-protegerlo y ahora, ¿qué hago?”

Lo anterior es sólo un ejemplo de lo que un padre o una madre pueden llegar a sentir y a preguntarse cuando un hijo o hija les confiesa que su preferencia sexual es homosexual.

La noticia resulta impactante porque de principio genera culpa en los padres al sentirse responsable de la homosexualidad del hijo y después, porque el anuncio produce una herida narcisista en los progenitores, debido a que el hijo o hija deja de ser ante los ojos de los padres como a su imagen y semejanza y de ser aquel que los colmaría de satisfacciones y orgullo.

Las grandes preguntas son: ¿una persona con preferencia homosexual es alguien devaluado o defectuoso?, ¿tener un hijo con preferencia homosexual es suficiente razón para dejar de ejercer la función de padre?

Durante varias décadas, la sexualidad estuvo al servicio de la reproducción y como consecuencia; enfocada en las actividades heterosexuales. Sin embargo, con el aumento del indice de la población y la proliferación del uso de métodos anticonceptivos; la sexualidad dejó de enfocarse en la reproducción para dirigir la mirada hacia el propio sujeto, hacia su deseo y hacia la búsqueda del placer.

Este deseo y esta búsqueda de placer no sólo tiene que ver con el sexo, sino también con aspectos sociales —-el hacer amistades y crear relaciones sociales—-, profesionales y, amorosas —la elección de pareja satisfactoria—-.

Que el sujeto pueda identificar, aceptar y asumir él mismo su preferencia sexual sin complejos y sin tapujos; le permitirá tener un desarrollo satisfactorio en todas las áreas de su vida —-social, intelectual, profesional, amoroso—-, incluyendo por supuesto, el sexual y así llegar a ser una persona de éxito.

Ahora bien, ¿una vez que el padre tiene conocimiento de la preferencia homosexual de su hijo, qué debería de hacer?

El padre representa la ley, impone los límites y las prohibiciones —-esto sí está permitido, esto no—-, es el garante de las normas sociales y culturales que le brindarán al hijo contención, seguridad, sentido de pertenencia y apoyo.

El padre deberá de buscar la forma de poder curar la herida narcisista que le pueda haber causado la confesión del hijo —-sólo o con la ayuda de un especialista—-,  para después poder seguir ejerciendo su función de padre.

Por otra parte, la reacción de la madre resulta menos complicada pues de manera general, en nuestra cultura, la madre acepta y apoya al hijo de manera incondicional.