México siegue siendo un lugar que no puede lograr un alto desarrollo económico a pesar de ser la décimo quinta economía más grande del mundo, medido por el PIB absoluto, pero ocupa el lugar 78 en Índice de Desarrollo Humano que mide la ONU, por lo que la mitad de la población vive en la pobreza.
Antes esta situación, el experto en temas económico Isaac Katz aseguró que en México “históricamente, el marco institucional no ha sido eficiente, es decir no ha provisto los incentivos alineados con el objetivo de introducir a la economía en una senda de crecimiento elevado y sostenido”.
Cabe recordar que fue en 1986, tras la adhesión de México al GATT, cuando comenzó el proceso de apertura de la economía y su integración de manera global, con el objetivo de hacer los arreglos institucionales que permitieran mayores niveles de desarrollo.
Respecto a los cambios institucionales que han llevado al desarrollo, pero no al deseado, Katz describió cuatro, en un artículo para Asuntos Capitales:
“Primero, la consolidación de la apertura comercial con la entrada en vigor en 1994 del TLCAN y otros tratados internacionales de libre comercio y de protección a la inversión. Esta modificación cambió significativamente las reglas del juego y, más que nada, estableció certeza sobre la permanencia de estas mismas reglas. El resultado es que aquellos sectores y aquellas regiones (de Querétaro hacia el norte del país, en notorio contraste con el sur) y que están ligadas al comercio y la inversión internacional han crecido a tasas relativamente elevadas.
“El segundo, a partir de 1994, es la autonomía del Banco de México. Esto le quitó al gobierno la posibilidad de utilizar el impuesto inflacionario para el financiamiento de su déficit, lo que le permitió al propio instituto central el manejo independiente de la política monetaria para buscar alcanzar su objetivo primario de estabilidad en el poder adquisitivo de la moneda. El resultado es que en los últimos años la inflación, medida con el índice de precios subyacente se ha mantenido alrededor del 3% anual; el objetivo a futuro debe ser 2%. Este cambio, además, obligó al gobierno a seguir una política fiscal que dependiera de los ingresos propios y del endeudamiento en condiciones de competencia en los mercados financieros, nacionales e internacionales.
“El tercero, a partir de 1995, es la independencia del Poder Judicial de la Federación lo que le permitió, efectivamente, constituirse como el órgano del Estado que protege a los agentes privados en contra de actos de gobierno que vulneren sus derechos de propiedad. El resultado es una mayor libertad de los individuos y la certeza que estos tienen que cuando estas libertades son vulneradas, existe un órgano que las defenderá.
“Finalmente el cuarto es la creación de diferentes órganos autónomos del Estado cuyo objetivo es ampliar y defender el espectro de libertades individuales, tanto políticas como económicas. En este rubro están el INE, la CNDH, el INAI, el IFT y la Cofece”, detalló.
4T destruye estos cambios
Sin embargo, Katz también advirtió que tales cambios institucionales, que son perfectibles, corren peligro de ser revertidos por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, con lo que México ya no alcanzaría ser una economía más prospera y equitativa.
Además, si la “Cuarta Transformación” logra destruir tales arreglos institucionales los únicos perdedores serían los ciudadanos, pero no solo hoy también en el futuro.
Destrucción de las instituciones, algo que hace no mucho se muy veía lejano, pero con López Obrador todo eso está ocurriendo.
Con información de El Cato y Asuntos Capitales
JZ