ME DECLARO CULPABLE DE ASPIRACIONISMO

Pertenezco a esos millones de mexicanos que provenimos de padres o abuelos pobres pero que, gracias a su comportamiento “aspiracionista”, ya no padecimos lo mismo que ello

Este día tomé la decisión de entregarme a la Fiscalía General de la República para que me someta a proceso penal por incurrir en  “aspiracionismo”, un nuevo delito creado por decreto presidencial y catalogado como grave.

Soy aspiracionista y mis padres y abuelos también lo fueron. Mis padres, originarios de Michoacán, sufrieron de niños la pobreza y la marginación, al grado de que en sus respectivas casas no siempre había para comer. Impensable, ir a la escuela.

El aspiracionismo de mi padre lo llevó a meterse de niño en un internado religioso; solo de esa forma pudo tener acceso a la educación y formarse como músico, algo que le permitió, ya como adulto, mantener con modestia a su numerosa descendencia.

Mi madre nunca fue a la escuela. Aprendió a leer y escribir hasta que tenía 15 años de edad, y eso porque acudió al curato de la iglesia del pueblo en el que vivía y ahí le enseñaron las letras.

Mis padres se casaron muy jóvenes pero no se conformaron con ser pobres y marginados para siempre. Su “aspiracionismo” los llevó a romper el círculo de pobreza en el que nacieron y crecieron y migraron a la Ciudad de México en busca de un mejor nivel de vida.

Tuvieron muchos hijos y todos heredamos esa ansia aspiracionista que ahora es tan grave, según la lógica de quien gobierna este país.

Su profesión de músico le permitió a mi padre mantener a su familia sin que nunca faltara en la casa lo más elemental, aunque sin lujos ni derroches.

Al ser muchos hermanos, la mayoría tuvimos que empezar a trabajar desde muy jóvenes, incluso desde niños, y la mayoría de quienes tenemos una profesión lo logramos gracias a que trabajamos y estudiamos al mismo tiempo.

En lo personal, mis ataques de “aspiracionismo” me llevaron a trabajar de mil formas y a desempeñar oficios inimaginables para muchos, para poder estudiar la carrera de Periodismo en la UNAM.

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Ese mismo “aspiracionismo” me llevó a tocar puertas para abrirme camino en un medio tan cerrado y tan difícil como lo es el medio periodístico.

Pertenezco a esos millones de mexicanos que provenimos de padres o abuelos pobres pero que, gracias a su comportamiento “aspiracionista”, ya no padecimos lo mismo que ellos.

Algunos somos profesionistas, otros son comerciantes o pequeños empresarios o todo eso a la vez, pero la mayoría vivimos con modestia, pagamos nuestros impuestos y no dejamos de aspirar a mejorar nuestro nivel de vida.

Aspiramos también a tener un mejor gobierno y a que un día llegue a  Palacio Nacional un estadista, que con un trabajo serio y con visión de largo plazo nos haga olvidarnos del autócrata, mesiánico e intolerante que actualmente nos gobierna.

OFF THE RECORD

**GRILLA EN EL TRIBUNAL

Cinco de los siete magistrados que integran el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación luchan contra la concentración del poder en un solo hombre: el presidente, José Luis Vargas.

El grupo de los cinco, entre ellos la ex presidenta, Janine Otálora, contemplan hacer un pronunciamiento público a favor de un tribunal libre de sospechas y comprometido con la legalidad.

Todo mundo entiende lo que quieren decir los magistrados con ese mensaje.

**NOS FALTAN 41

Ayer se confirmó lo que ya se sabía desde hace mucho tiempo: parte de los restos encontrados en la Barranca de la Carnicería pertenecen al normalista Jhosivani Guerrero, uno de los 43 estudiantes de Ayotzinapa que se encontraban desaparecidos.

Ya anteriormente había sido identificado Christian Alfonso Rodríguez, a partir de restos encontrados en el mismo lugar.

Qué bueno que empiecen a aparecer los 43. Qué malo que no aparezcan vivos.

La mala noticia para los oportunistas es que ya no podrán medrar con el eslogan “nos faltan 43”.

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