Dos escaleras existen…
Dos escaleras existen
en el fondo de mi ser;
si por una al descender
me voy hundiendo en el suelo,
por la otra me elevo al cielo.
¡Entre ambas he de escoger!
Al final de la primera
todo es ya serenidad;
se terminó la ansiedad,
pero también la esperanza,
y es implacable la alianza
con descarnada verdad,
para siempre se confunden
el helado pensamiento
y la nada. Un desaliento
todo el cerebro ha invadido.
El ser no tiene sentido,
es sólo un experimento
de la mudable materia.
¡Ay!, suelo desolador,
¿por qué congelé mi ardor
y descendí la escalera?
Si por la otra yo subiera
cesaría mi pavor.
Es más difícil subir;
el corazón se sofoca
y en cada peldaño toca
espacios que son locura.
Así se llega a la altura…
¡Quisiera volverme loca!
Tomado de la antología de Juan Domingo Argüelles: Poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días.