Insomnio
Jidé, clamo, y tu forma idolatrada
no viene a poner fin a mi agoníaa;
Jidé, imploro, durante la sombría
noche y cuando despunta la alborada.
Te desea mi carne torturada,
Jidé, Jidé, y recuerdo con porfía,
frescuras de tus brazos de ambrosía
y esencias de tu boca de granada.
Ven a aplacar las ansias de mi pecho,
Jidé, Jidé, sin ti como un maldito
me debato en la lumbre de mi lecho;
Jidé, sacia mi sed, amiga tierna,
Jidé, Jidé, Jidé, y el vano grito
Rasga la noche lóbrega y eterna.
Tomado de la antología de Juan Domingo Argüelles: Poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días.