En este espacio hemos cuestionado, nos hemos burlado, hemos criticado y hemos reclamado por la tomada de pelo en que se convirtió la iniciativa comúnmente llamada 3 de 3.
Como sabe, por un lado, los legisladores “trasquilaron” el proyecto. Por el otro lado, los representantes del pueblo parecen utilizar la ley como un ariete contra los empresarios.
Es decir, que mientras los senadores y diputados aprobaron que las declaraciones de intereses, patrimonial y fiscal puedan excusarse siempre que el servidor público considere que se atenta contra su seguridad o su privacidad; también hicieron obligatorio que todos los proveedores del gobierno –es decir, casi toda la iniciativa privada–, presente su 3 de 3.
Insistimos, por un lado se cobijó la ratería de los políticos y por el otro apretaron las tuercas a los hombres del poder.
Lo curioso, sin embargo, es que pese a la sinrazón, al absurdo y a la estupidez del proyecto legislativo; prácticamente ningún actor político se quejó de lo aprobado.
De hecho, pasaron horas sin que alguien elevara la voz y exhibiera la tontería que se cometió en el Congreso.
No obstante, hace horas, el jefe de gobierno Miguel Mancera, parece haber “fajado sus pantalones” y exigió que los empresarios queden fuera del 3 de 3. Además, dijo que en su redacción actual, la iniciativa parece una vendetta contra los empresarios.
Bien por Miguel Mancera pero, ¿dónde está el resto de los servidores públicos pensantes? ¿acaso nadie ve la sinrazón que nació en el Congreso?
Por cierto, Jesús Zambrano –presidente de la Cámara de Diputados– urgió a Enrique Peña Nieto a vetar el 3 de 3. ¿Acaso se perfila una alianza Mancera–Zambrano?
