Los tres tristes tigres sueltos

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Foto: La Otra Opinión

 

 

Tal parece que el presidente de EU, Donald Trump ha decidido soltar el tigre en contra de México. Lo ha hecho sin consideración alguna, como un domador de circo, ha soltado sus huestes animalescas, en discursos y acciones, con los disfraces de ataque a los migrantes ilegales mexicanos, para deportarlos; ataque dentro y fuera de su país de los cárteles de las drogas, elevando la intensidad del combate, catalogándolos como narcoterroristas, dentro y fuera de su país, está pendiente la enumeración de estos nuevos grupos delincuenciales, y si no se accede a sus caprichos, aplicar el ariete comercial y financiero, para golpear con aranceles la economía mexicana.

Estos tres tigres sueltos, no podrán ser controlados e, incluso, podrían atacar a su domador.

Desde luego que está en su derecho e interés, desde luego que defiende su posición ante su electorado, desde luego que cree que esa es la manera adecuada para obtener en el corto plazo sus objetivos. Sin embargo, estas cuestiones, la migración, la inseguridad y los acuerdos comerciales y aranceles, son más complejos que la forma simple en que los observa el inquilino de la Casa Blanca.

Cada cuestión compete a más de dos países, tienden a ser problemas multinacionales, multifactoriales, por sus causas y orígenes, por su movilidad y por la forma en que llegan al país norteamericano.

No se observa una pizca de gran política, ni de estrategias para resolver el problema, el gradualismo será realizado por las circunstancias de la disponibilidad de recursos humanos, financieros y materiales; no será tan fácil mover el trasatlántico del poder nacional de EU, para cambiar la dirección y velocidad en estos temas; las metas que se han previsto y de acuerdo a los medios disponibles, quizás duren uno o más años para alcanzarse; también es posible que haya otros frentes de batalla que lo lleven a redirigir sus fuerzas a otro lado y coloquen a México en un radar secundario.

Es claro que México tiene que hacer lo suyo, más allá del discurso nacionalista y de convocatorias a la unidad, debe establecer rutas claras y precisas que defiendan sus intereses con la sonda del derecho en la mano. Cual David contra Goliat, debe encontrar los puntos débiles de la ruta que limite, disminuya y elimine, los riesgos y amenazas a su soberanía nacional, a sus intereses nacionales y a su desarrollo y seguridad nacionales. Debe saber controlar y domesticar esos tigres de papel.

No es poca cosa, es un trabajo de diagnósticos y de reconocimientos del otro, adversario o enemigo, competidor e injerencista, irrespetuoso del derecho internacional, un actor de medidas unilaterales, de fuerza y con fuerza, que ha optado por una vía distinta a la negociación, al acuerdo, a la colaboración, que busca la confrontación en su terreno y conforme a sus intereses aviesos, así, México debe diseñar múltiples estrategias, políticas, sociales, económicas y militares, emplear la diplomacia en todas sus vertientes y actuar en todos los frentes, si con la mente fría y un pulso sólido y sensible, que proteja y defienda a los mexicanos.

Es la hora que el gobierno de la República asuma su responsabilidad con la patria, la nación, el pueblo o la sociedad; que abandone ideologías trasnochadas, para encontrar eco a su llamado de unidad nacional; que el interés nacional predomine frente a los intereses de grupo o de partido; que el todo nacional predomine frente a las partes interesadas.

Es una oportunidad para que la

Presidenta, logre la fortaleza que se requiere para llevar adelante el barco de la esperanza, para que todos lleguen juntos y logre una posición de liderazgo, que beneficie a los

mexicanos y la consoliden en el poder presidencial y así, alcance el rango de presidenta de todos los mexicanos.

De lo contrario, todos perderemos, seremos sojuzgados, perderemos nuestros valores y dignidad, invadidos con la derrota mental y material, ante políticas contrarias al interés nacional.

La presidenta y el gobierno en su conjunto, deben escuchar todas las ideas, las propuestas, las sugerencias, no solo a los suyos o a los cercanos por accidente, debe encontrar la ruta adecuada para enfrentar a un adversario fuerte aunque irracional, ahí está el punto débil para aprovechar la fuerza del otro y dirigirla contra el mismo. Hay tantas rutas, hay tantos mexicanos con propuestas talentosas, que beneficie abrir la reflexión y la escucha para alcanzar las mejores decisiones.

Es una batalla por la nación.