LOS MEDIOS QUE SÍ LE GUSTAN A AMLO

Lejos quedaron los días en los que López Obrador consideraba a Televisa y a TV Azteca como integrantes de la “mafia en el poder”

El presidente Andrés Manuel López Obrador odia a los medios de comunicación, salvo “honrosas excepciones”, entre las que se encuentran La Jornada –el diario que se comporta como una suerte de gaceta oficial-– y las dos principales televisoras del país: Televisa y TV Azteca.

A estos tres medios, López Obrador los ha consentido con millonarios contratos de publicidad, al grado de que entre los tres concentran el 28.6 por ciento del gasto total del gobierno federal en la materia.

Tan solo en el 2020, el gobierno federal entregó a Televisa 222 millones 186 mil 35 pesos en contratos de publicidad; TV Azteca recibió 213 millones 208 mil 606 pesos y La Jornada 208 millones 402 mil 543 pesos.

Al hacer este reparto, el gobierno de López Obrador equiparó a su diario favorito con las dos grandes televisoras, lo que resulta inconcebible, pues no es nada comparable el gran impacto mediático de las televisoras con el que tiene el diario incondicional al presidente de la República.

López Obrador agrede sistemáticamente a los medios de comunicación desde la plaza pública de la mañanera, y ha tomado como clientes frecuentes de sus ataques a los diarios Reforma y El Universal, por publicar contenidos críticos hacia su gobierno.

También ha difundido listas negras de columnistas políticos de varios medios que suelen ser críticos, lo que también significa una agresión, pues al exhibir dichas listas estigmatiza a los periodistas y los expone a las agresiones de sus seguidores.

Pero en esas embestidas contra la prensa, López Obrador nunca ha mencionado ni a Televisa, ni a TV Azteca, los dos medios más poderosos del país, ni por supuesto a La Jornada ni a otros medios que han sido acríticos, como Milenio.

Lejos quedaron los días en los que López Obrador consideraba a Televisa y a TV Azteca como integrantes de la “mafia en el poder” y cuando los responsabilizaba de imponerle un “cerco informativo”.

Desde su última campaña, López Obrador buscó acercamiento con los dueños de ambas televisoras, los cuales se sumaron a la ola guinda cuando vieron que su triunfo en las elecciones del 2018 era inevitable.

Ya como presidente, López Obrador olvidó todos los agravios que supuestamente había recibido durante años y ahora consiente a ambas televisoras con recursos públicos que les hace llegar por distintas vías.

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A Salinas Pliego le entregó un contrato en el 2019 por 300 millones de pesos para que Banco Azteca maneje las tarjetas del bienestar, servicio por el que el banco le cobra al gobierno federal una comisión de 5.80 pesos al mes.

Respecto a La Jornada, sus afectos datan de hace muchos años, y están fortalecidos por el hecho de que la directora del diario, Carmen Lira, es su comadre. 

En el 2017 La Jornada estaba al borde de la quiebra y tuvo que enfrentar una huelga debido a que la empresa dejó de cumplir con ciertos compromisos laborales.

Con las carretadas de dinero que el gobierno le da cada año a ese diario, López Obrador busca rescatarlo de la deplorable situación financiera que enfrenta y al mismo tiempo agradecer la apología que hace de sus ocurrencias.

Con sus medios favoritos y con sus grotescos jilgueros habilitados como preguntones a modo en la mañanera, López Obrador pretende hacer contrapeso a la actitud crítica que han asumido los dos principales diarios impresos y la mayoría de noticieros de radio. Esa es su política de comunicación.

OFF THE RECORD

**OTRO OSO DE VILCHIS

En verdad da pena ajena el papel que desempeña la ‘zarina de la verdad’, Elizabeth Vilchis, en su sección “Quién es quién en las mentiras”. 

Ayer dijo que la “carta responsiva” de la SEP la había inventado El Universal.

Pero dicha carta la presentó públicamente la titular de esa dependencia, Delfina Gómez, el pasado 12 de agosto. 

Y lo hizo enfrente del presidente de la República.

**LA “4-T”, JUEZ Y PARTE

Este jueves se conocerá el resultado de la votación realizada en la planta de Silao de General Motors. 

Cualquiera que sea el resultado, un hecho relevante es que la “4-T” fue juez y parte en ese proceso.

Es lo que quiere López Obrador para las elecciones a cargos de elección popular.

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