Elegir pareja es algo que preocupa y ocupa tanto a hombres como a mujeres; aunque después de haber elegido a la pareja, la preocupación se dirige hacia la incertidumbre de si la elección fue la adecuada y la persona elegida resultará ser el príncipe azul esperado o la mujer perfecta según sea el caso.
Aunque la elección de pareja se antoja con un toque de romanticismo, resulta de una gran complejidad por la diversidad de factores que intervienen en ella.
ASPECTOS PARA SELECCIONAR LA “PAREJA IDEAL”
Según diversos expertos, son esencialmente tres aspectos que de manera inconsciente actúan en el momento de seleccionar a una pareja amorosa o de sentirse atraído por alguna persona:
Uno de ellos tiene que ver con la demanda infantil de ser amado y protegido como lo hacían los padres; por lo que los hombres buscan mujeres con características similares a la madre amorosa y las mujeres dirigen la mirada hacia hombres protectores como el padre.
Otro aspecto está en relación con la “elección narcisista de pareja”; en donde el narcisismo entra en juego al hacer la elección de personas amorosas basados en rasgos físicos o de carácter similares al sujeto que selecciona o que quisiera tener pero al sentir que no los posee, los busca en la pareja.
Igualmente, con mucha frecuencia; tanto hombres como mujeres, solemos crear la imagen de una pareja ideal para después darnos a la tarea de buscarla en el mundo real.
La mayoría de la veces las personas terminan adjudicándole las características ideales a una persona que en realidad no las posee pero que sin embargo les resulta agradable pensar que sí y de esta manera se construye una relación ideal aunque en la realidad este muy distante de serlo.
Los conflictos surgen cuando la pareja no resulta cuidadosa y protectora como los padres, o cuando a la pareja narcisista sólo se interesa en sí mismo y poco voltea a ver a la pareja, o cuando la idealización se desvanece y la imagen real de la pareja surge para decepcionar al otro.
Para que la relación de pareja pueda funcionar, es necesario que se genere una relación simétrica caracterizada por el interés y compromiso que ambos puedan tener en la relación y por la pareja y en donde ambos sean capaces de extrañarse.
Igualmente en donde cada uno pueda conservar su individualidad y sus intereses, y no solo se centren en la pareja.
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Un ejemplo simple de una relación de pareja no simétrica es aquella en donde el hombre se siente un “Don Juan” —que conquista a muchas mujeres—, que conserva a la mujer como objeto de placer pero que le niega la posibilidad de producirle sufrimiento pues si la mujer en turno se aleja, inmediatamente podrá sustituirla.
También es importante para que funcione la relación amorosa, que la pareja resulte atractiva sin la idealización y al mismo tiempo, que prevalezca cierto grado de idealización y admiración por la persona amada.
Lograr una relación de pareja satisfactoria no es fácil pero bien vale la pena intentarlo tomando en cuenta los factores que intervienen en la elección.
Por: Psic. Ma Elena Salazar P.
