Los 43 y la farsa: ¿a cambio de qué la cabeza de Zerón?

Suponer que Tomás Zerón renunció a la Agencia de Investigación Criminal de la PGR porque “le salió” otra chamba, es suponer que los ciudadanos son idiotas, imbéciles o retrasados mentales.

Y es que, les guste o no a los mafiosos vividores del “caso Ayotzinapa”, Zerón es uno de los mejores policías mexicanos y –por ello–, durante meses se había convertido en soporte de la investigación oficial del secuestro, muerte e incineración de los normalistas.

También por eso, las mafias que por meses han medrado con el caso de “los 43”, se empeñaron en exigir la cabeza del jefe de la investigación del caso Iguala, sabedores que si tiraban la cabeza de la investigación, el cuerpo caería solo.

Ayer, la autoridad federal entregó la cabeza de Tomás Zerón –a quien habrían obligado a renunciar, por las consabidas razones de Estado–, como parte de una estratagema perversa a la que sólo resta que la propia autoridad federal reconozca que, como lo dicen los vividores de la tragedia, el de “los 43” fue “un crimen de Estado”.

Y sólo falta esa pieza de la farsa, porque hace semanas, los mismos que difamaron al gobierno de México, que calumniaron a las instituciones y que ofendieron a los expertos institucionales –los vividores de la CIDH y su depredadora comisión de expertos para el caso Ayotzinapa–, lloriquearon en el Senado de la República para pedir más dinero al gobierno mexicano.

¿Y qué creen?

En efecto, que atolondrado, el gobierno de México se comprometió a regalar más dinero de los contribuyentes a los mafiosos de la CIDH que, desde hace meses, habían pedido la cabeza de Tomás Zerón, la cual habría sido entregada el día de ayer.

Y como parte de la comedia –y como para justificar la caída de Zerón–, el fraudulento dizque experto en combustión, José Torero, simuló una dizque investigación para “demostrar” que para quemar los cuerpos de los 43 se habría requerido algo así como una bomba nuclear. Otro que supone que los ciudadanos son idiotas, imbéciles o retrasados mentales.

Y como las casualidades no existen y las ruedas de molino ya son historia, proponemos las preguntas elementales.

¿Qué dieron la autoridad federal y la PGR, a cambio de la cabeza de Tomás Zerón? ¿Qué se llevaron los vividores que mangonean a los padres de “Los 43” y los propios padres, que han convertido en negocio macabro la muerte de sus hijos?

¿Acaso la PGR olvidó que uno de los voceros de “los 43” usa cuatro alias y que presuntamente mantiene vínculos con el crimen organizado, a través de Los Rojos, que son los enemigos de los Guerreros Unidos, los mismos que levantaron, mataron e incineraron a los normalistas?

¿Acaso se llevarán montañas de dinero, como lo han hecho otros chantajistas del Estado –como la CNTE y como la CIDH–, que inventan torturas, que por años financian montajes y, al final, se llevan carretadas de dinero? ¿No es cierto que la mafia de la CIDH lloriqueó en el Senado y se fue con los bolsillos repletos de dinero de los contribuyentes mexicanos?

El compromiso por parte de los padres de “los 43” debió haber sido grande, para que la PGR decidiera sacrificar a Tomás Zerón. Y, en efecto, ya les dieron la cabeza que exigían. ¿Ahora qué sigue? ¿Qué darán a cambio los padres? ¿Acaso reconocerán que la investigación de la PGR era la correcta y que sus hijos fueron levantados, asesinados e incinerados? No, eso nunca va a ocurrir.

Podrán decir misa, de la caída de Tomás Zerón es moneda de cambio.

Parece que asistimos al cierre sistemático de los frentes de conflicto –por parte del gobierno federal–, mediante la entrega de la plaza.

Y si es así, además de las renuncias de los policías Galindo y Zerón, vienen muchas más.

Al tiempo.