Lo bueno y lo malo de los candidatos independientes

Sobre las candidaturas –y los gobernantes– independientes se han dicho muchas cosas.

En este espacio creemos que estas candidaturas son, en realidad, una tomada de pelo y que estos candidatos son una gran burla.

Sin embargo, existen otras opiniones al respecto. Por ejemplo, el Doctor Horacio Vives, experto en temas electorales, comentó a La Otra Opinión algunas bondades de estas figuras. Por ejemplo:

Uno. Las candidaturas independientes amplían las posibilidades de los ciudadanos. Es decir, que algunos podrán votar por individuos y otros podrán hacerlo por partidos.

Dos. Las candidaturas independientes obligan a los partidos a postular mejores candidatos.

Y tres. Cambia la dinámica en los gobiernos y congresos con funcionarios independientes.

Sin embargo, el mismo Doctor Vives señaló algunas inconveniencias:

Uno. Un congreso dominado por diputados independientes difícilmente lograría acuerdos y respondería a los intereses de individuos, no de bancada.

Dos. Los diputados independientes –sin reelección–, tienen pocos incentivos para hacer su trabajo.

Tres. Se compromete la “disciplina partidista”. Si bien es saludable que los diputados velen por el beneficio de los ciudadanos –y no los de una bancada o un grupo político–, también es cierto que las candidaturas independientes vulneran la operación de las instituciones del Estado, sobre todo las parlamentarias.

 

Una más del Bronco (nota 9)

Horas antes de su ratificación, la prensa exhibió al hoy procurador de Nuevo León –Roberto Flores Treviño–, como un verdadero farsante.

Resulta que, antes de que el congreso neolonés lo confirmara en el cargo, Flores Treviño se comprometió a ayudar a un jóven –de nombre “Beto”–, que fue detenido con una cantidad importante de balas de alto calibre.

A pesar de las evidencias, Roberto Flores fue ratificado en el cargo.

Esta semana, el mismo Roberto Flores fue señalado una vez más. Ahora lo vinculan con tres acusaciones –del gobierno de Estados Unidos–, por haber girado cheques sin fondos.

Una vez más, las autoridades de Nuevo León ignoraron el hecho.

Es más, el propio Roberto Flores negó las acusaciones, advirtió que nunca había girado cheques sin fondos y remató con que, en realidad, él habría ayudado a más de uno a resolver sus deudas con los casinos de Las Vegas.

Por donde se mire, el procurador de Nuevo León acumula mentiras y acusaciones. Uno a uno, los esqueletos que Flores Treviño mantiene en el closet, desfilan a la vista de todos.

Y a pesar de las evidencias, el procurador insiste que algunos pretenden ensuciar su nombre.

No hay duda, éste es el riesgo que se corre en un gobierno sin contrapesos. Esto es lo que ocurre cuando los gobernantes –como Jaime Rodríguez, El Bronco de Nuevo León–, hacen lo que quieren, como quieren y cuando quieren. Ése es el precio de un mandato “independiente”.

¿Qué tiene que ocurrir para que los habitantes de Nuevo León reconozcan la verdad? ¿qué tiene que pasar para que la clase política haga su parte? ¿qué tiene que pasar para que termine la farsa del Bronco en Nuevo León?