Las tres familias que gobiernan Tlaxcala

Por Pedro Sierra

Tlaxcala ha sido gobernada en los últimos 60 años básicamente por tres familias, los Cisneros (Joaquín Cisneros Molina 1957-1963, Anselmo Cervantes 1963-1969, y Crisanto Cuellar Abaroa 1970), los Sánchez (Emilio Sánchez Piedras 1975-1981, Alfonso Sánchez Anaya 1998-2004, Mariano González Zarur – ex yerno de Don Emilio-  2010-2016)   y los Paredes (Beatriz Paredes Rangel 1987-1992 y Héctor Ortiz Ortiz 2004-2010, que sin ser familia de sangre de la primera, es hijo putativo).

En  este régimen familiar, como en toda regla, podemos encontrar tres sexenios como excepciones: el de Ignacio Bonilla Vázquez electo para el periodo 1969-1975, que fue un enviado del centro para romper la hegemonía de más de dos décadas del grupo comandado por Joaquín Cisneros Molina, pero que murió en 1970, por lo  que Cisneros Molina, a la postre secretario particular del tristemente célebre Díaz Ordaz,  pudo imponer, tras la muerte de aquel, a su consuegro Crisanto Cuellar Abaroa como gobernador interino (1970), sexenio que vino a concluir Luciano Huerta Sánchez (1970-1975), como gobernador sustituto, y que de nueva cuenta fue designado desde el centro para controlar al grupo de Cisneros; la segunda excepción corresponde al periodo de  Tulio Hernández Gómez (1981-1987), que en buena medida llega a la gubernatura por las relaciones de su padre, Don Francisco Hernández y Hernández quien contaba con fuertes cartas credenciales como  exlíder nacional de la CNC, exdiputado federal y exsenador; y, como tercera excepción, el periodo de José Antonio Álvarez Lima (1993-1998), que fue una imposición del salinato a la élite política tlaxcalteca.

Hay quienes manejan la tesis de que este régimen familiar ha sido posible debido a que estas familias, que hegemonizan la política en Tlaxcala, los Cisneros, los Sánchez y los Paredes, construyen permanentemente acuerdos a mediano y largo plazos, lo que les ha permitido mantener el control de las decisiones más importantes en el Estado.

Desde luego que en esta dinámica de acuerdos, no todo es miel sobre hojuelas, hay también, una permanente y encarnizada lucha por el poder, baste observar el encono actual entre Mariano González Zarur y Héctor Ortiz Ortiz, pero por encima de las disputas coyunturales, por más viscerales que puedan llegar a ser, está la voluntad de construir acuerdos que les garantizan el control de la política estatal.

En la mitología local se alude a reuniones de integrantes de esta élite en donde el tema ha sido precisamente “el pacto” para la concreción de las aspiraciones de empoderamiento de personajes representativos de las familias hegemónicas.

En este contexto, todo parece indicar que la élite familiar ha decidido que para el siguiente periodo (2017-2021) corresponde a la familia Cisneros detentar la gubernatura, curiosamente dos de los candidatos más fuertes están dentro de su esfera: Lorena Cuellar Cisneros candidata del PRD y nieta de dos exgobernadores (Joaquín Cisneros Molina y Crisanto Cuellar Abaroa) y Marco Mena, hermano del cuñado de Lorena: Fabricio Mena. Parece que ante la imposibilidad de Joaquín Cisneros Fernández de ir como candidato, le ha correspondido a él definir a alguien de su entera confianza para poder ejercer el poder por interpósita persona. La disputa como en el 2012, en la elección de senadores, es realmente entre tío y sobrina. La élite política lo sabe, y ante ello, los representantes de las familias hegemónicas son “libres” de decidir en torno a cual de ambos candidatos dirigen su apoyo.

Es evidente como en torno a Lorena se han aglutinado las huestes de Beatriz Paredes y de Héctor Ortiz, y como, detrás de Marco hacen lo propio marianistas y joaquinistas, habiendo también evidentes excepciones: las de los primos Sánchez, que se quedaron con sus aspiraciones en el camino, tanto Lupita Sánchez como Maricarmen Ramírez, pero que se alistan a posicionarse en el Congreso local para esperar su oportunidad en el 2021, pero de ello hablaremos en otra entrega.

La decisión para la presente elección es de la familia Cisneros, quienes han llevado a cabo un cónclave. Con qué propósito? Con el de tomar la decisión de quién será el siguiente titular del Ejecutivo del Estado.

Saben que el empeño de la sobrina y el tío, personajes centrales de este entuerto, podría derivar en que un tercero ganara la gubernatura, y con ello diera paso al descarrilamiento del régimen familiar en el Estado.

Los ataques a Adriana Dávila y Martha Palafox tienen el propósito de que ante la eventualidad de no conseguir un acuerdo en el seno familiar de los Cisneros, un tercero no tenga la fuerza suficiente para rebasarlos por la derecha o por la izquierda. En ese sentido es claro que Lorena y Marco se guarecen bajo la misma sábana de votos, y que el crecimiento de uno, representa la disminución de posibilidades del otro.

La falta de acuerdo representa un riesgo para el régimen familiar, por ello seguirán intentando, con todas las precauciones que el caso amerita, pues conocen los alcances nefastos que el ventaneo de un eventual encuentro puede tener para ambos candidatos. Mientras ellos pueden, sin problema, sentarse a tratar el tema, sus respectivos apoyadores seguirán, con la poca creatividad que han demostrado, escalando por la pendiente de las agresiones viscerales. Pocos votantes perciben la utilización que la élite hace de ellos, algunos pierden amigos, tiempo y dinero, las familias hegemónicas solo forcejean por ganar turno.

Tlaxcala tiene una histórica tradición republicana y hombres y mujeres con talento, por qué resignarse a ser gobernado por tres familias, que además han demostrado con creces sus carencias, falta de convicción democrática, su profunda corrupción. A los tlaxcaltecas conviene actuar con mesura en este capítulo electoral. La crispación, el tomar las cosas muy a pecho, no es recomendable, pues mientras los actores principales del reparto familiar no se ponen de acuerdo, los apoyadores de ambos bandos pueden enfrentarse con los ánimos caldeados. Como dice el peje: abajo no debe estar el pleito, pues mientras nosotros nos peleamos, ellos en lo alto llegan a acuerdos.

 

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A quién resulta útil el “voto útil”

El voto útil, generalmente se utiliza para cerrarle el paso a los indeseables, partidos, personas o grupos. En esta ocasión se pretende utilizar para que sea un representante de las familias que han hegemonizado el poder político en el estado, quien se beneficie con el llamado voto útil. O sea es un voto útil al régimen de familias, que pretende garantizar que la representante de sangre de la familia a quien le corresponde gobernar, se vea beneficiada con la candidez del pueblo.

 

Tomada de E-Tlaxcala