Por: Psic. Ma Elena Salazar P.
Es altamente frecuente que los expertos se centren en los problemas de las adicciones al consumo de de sustancias psicoactivas (SPA), como el alcohol, la mariguana, la cocaína, el cristal y últimamente al fentalino.
Desde el psicoanálisis, la adicción al consumo de sustancias esta en relación con una estructura de personalidad débil —el yo del sujeto—, que no posé la fortaleza necesaria para enfrentar emociones tales como: las frustraciones, los duelos, los conflictos, los retos, y en ocasiones hasta los éxitos que el ser humano experimenta como parte de la cotidianidad de la vida.
Pero poca atención prestan a otras conductas compulsivas que pueden derivar en adicciones como al trabajo, al ejercicio y al juego.
“En unos cinco minutos había reunido casi cuatrocientos federicos de oro (moneda en la Alemania de 1886). Era el momento de irme, pero una extraña sensación se apoderó de mí, algo así como un desafío al destino, deseo de burlarme de él, de sacarle la lengua. Hice la máxima apuesta permitida, cuatro mil florines y los perdí. En un arrebato saqué el resto, repetí la jugada y de nuevo perdí.”
Lo anterior es un fragmento de la obra “El Jugador” de Fiador Dostoievski —escritor ruso—, quien fue víctima de la fiebre por el juego de azar que tuvo su auge en la Europa de 1883
Dostoievski escribió “El Jugador”por encargo para pagar una deuda de juego y en donde plasma su propia experiencia como víctima de Ludópata. El fragmento muestra de manera explícita la compulsión, ansiedad y fantasías de “poder” que invaden a un jugador frente al reto del juego y del azar.
En el caso de la adicción al trabajo, la compulsión y las fantasías de poder parten de que la persona se mueven en un medio en el que se sienten expertos, poderosos, que esperan el reconocimiento y que los aísla de la vida familiar, social y personal en donde pudieran estar presentado conflictos que les resulta difícil de enfrentar y resolver.
En la adicción al ejercicio también puede estar presente de manera velada, trastornos de alimentación como la anorexia y la bulimia, así como tendencias más recientes como la vigorexia —la compulsión a marcar los músculos—, y el complejo de Adonis —tendencia a poseer una imagen estereotipada promovida por la publicidad y los medios de comunicación—.
El elemento fundamental en cualquier adicción es la falta de control y la presencia de una conducta compulsiva que dificulta el poder detener aquella actividad que genera las fantasías de poder.
Las adicciones al trabajo, al ejercicio y al juego, también provocan el síndrome de abstinencia caracterizado por la presencia de una angustia infernal cuando se suspende la conducta adictiva.
El tratamiento para las adicciones es multidisciplinario. Existen grupos de autoayuda que sirven de contención cuando la conducta compulsiva amenaza con hacerse presente y una psicoterapia con la finalidad de comprender y resolver los conflictos que resultan intolerables. Sin embargo, para que un tratamiento pueda tener éxito es indispensable que la persona reconozca que se es adicto.