LAS AMENAZAS AL PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

El tablero mundial, en una jugada cuyo impacto colateral ha demostrado las verdaderas intenciones del agresor, ha sido destruir su patrimonio cultural

En la historia de la humanidad, la búsqueda de control de territorios y sociedades es una constante, desde la ciudad de Ur hasta nuestras fechas, las naciones dominantes que se han convertido en reinos y en imperios, en algunos casos, han adquirido la cultura del sometimiento, como es el caso de la república romana sobre las ciudades-Estado griegas, no solo fue la adopción del panteón de dioses, fue también, la acción del quehacer político, como del entramado social lo que se fue concatenando, para que al día de hoy, su influencia permanezca en el modo de vida de la definida cultura occidental. Destacando, los valores democráticos (muy señalados y atacados por el populismo) y las libertades humanas.

De igual manera, se pueden señalar la fusión cultural que aconteció a partir del siglo XVI, en todo el continente americano. Por un lado, la llegada de españoles y portugueses, redefinieron las características de las sociedades de lo que hoy denominamos como América Latina y el Caribe; y por otro lado, ingleses y franceses, establecieron sus propias condiciones de sociedad que a su vez, han sido fundamentales para la construcción de naciones como Canadá y los propios EEUU.

En ese mismo orden de ideas, los procesos de expansión por parte del imperio chino, tanto terrestres como marítimos, fueron asimilando culturas y en otros casos estableciendo condiciones de vasallaje sobre los pueblos y territorios conquistados, considerándose los sucesos acontecidos en el periodo del dominio mongol, instaurado por Gengis Kan (aún no queda claro el día de su nacimiento, pero sí el año, que fue en 1162 en Temuyin y su muerte fue en Yinchuan el 18 de agosto de 1227. A su vez, bajo su liderazgo, el imperio se extendió entre Europa Oriental, Siberia, Mesopotamia, el territorio de la India e Indochina), como también, la propia expansión de la dinastía Ming (gobernó entre los años 1368 y 1644), sobretodo con el emperador Zhu Di, cuyo reinado de 1402 a 1424, buscó ampliar la proyección continental, pasando a una expansión Talásica, que iba del Mar de China, hasta el Golfo Pérsico, como efecto de su dominio e influencia.

De igual manera, no se debe de soslayar, las propias pretensiones que se fueron concatenado desde el Zarato de Iván el Terrible, quien bajo preceptos de evangelizar y difundir el cristianismo ortodoxo, comenzó el proceso de colonización de Rusia hacia el este, controlando el río Volga; pasaron los años y el Zar Pedro el Grande logró la salida de Rusia por el Báltico y alcanzar la porción más extrema de lo que hoy es Rusia en el océano Pacifico, con la exploración del estrecho de Bering. A su vez, la Emperatriz Catalina II, arrebato de los turcos la actual posición que sostienen en el Mar Negro; y así, prácticamente toda la dinastía Romanov, e incluso en su periodo soviético de ampliación a través de la imposición del CAME y del Pacto de Varsovia en Europa de Este.

Si bien en cada uno de los referentes ya señalados, hubo un proceso de asimilación cultural, de igual manera, existió la desaparición de monumentos, arte, cultura o identidad religiosa, imponiéndose la cultura dominante, en un ejercicio prácticamente que ha sido el común denominador en la historia de la humanidad. El proceso cada vez más acelerado de integración internacional, a causa de las diversas etapas de la Revolución industrial, las distintas sociedades, han ido buscando mejores mecanismos de convivencia, sobre todo, a partir de la creación de las Naciones Unidas, cuyos organismos especializados han ido logrando un mejor proceso de entendimiento, cultural, social, religioso y étnico entre la comunidad internacional.

Sin embargo, durante el presente siglo con el surgimiento de los grupos integristas en Medio Oriente y en África, la sociedad global ha observó la barbarie de grupos integristas (yihadistas) que han destruido distintos vestigios de culturas milenarias por considerarlas sacrílegas a sus preceptos religiosos. En ese sentido, la guerra civil en Siria (comenzó en 2011), facilitó que grupos radicales como ISIS (Estado Islámico de Irak y el Levante o Dáesh o Daish), tuvieran espacios de control, para imponer la aplicación más estricta de los cánones doctrinales del Islam.

En ese sentido, monumentos históricos como Palmira, Hatra, Ninive y Nimrod, fueron objetivo de la ira de estos grupos integristas que buscaban la aplicación de la pureza de su religión, destruyendo la herencia cultural de una nación, del mundo. En el caso de Palmira, que se encuentra a unos 250 kilómetros al este de la capital, Damasco; Dáesh asesino al arqueólogo Jaled al-Asaad, quien supervisaba las excavaciones del sitio, pero también, destruyeron los templos de Baal Shamin, dedicado al dios fenicio de las tormentas, el de Bel y el Arco del Triunfo, todos de más de 2,000 años de antigüedad.

En cuanto a Hatra, Dáesh destruyó a golpe de mazo y con fuego directo, estatuas, monumentos y toda construcción que existía de una ciudad del siglo II a.c., que fue la capital del reino Parto, además de haber sido un importante centro comercial, en los límites con el imperio romano.  Otra ciudad milenaria, es Nínive, importante capital del imperio asirio, cuyo esplendor fue entre los años 600 al 900 a.c.

Su ubicación es a las afueras de Mosul, Irak; sus vestigios fueron destruidos y las estatuas que se ubicaban en el museo de la Civilización en Mosul, fuero destrozadas, entre estas, las estatuas de Lammasu, dios mesopotámico, que era representado, por la figura de hombre-toro con alas de águila: de igual manera, colocaron explosivos en la biblioteca pública central de la ciudad, quemaron la biblioteca de la Universidad, desapareciendo para siempre, miles de libros y manuscritos de las antiguas culturas ahí asentadas.

Por último, se ubica Nimrod, que fue la primera capital asiria, ubicada cerca de Mosul, y que fue fundada hace más de 3, 000 años; parte de la ciudad fue dinamitada por Dáesh, pero por estar aún bajo tierra parte de sus estructuras, no fue destruida del todo, aunado a que a mediados del siglo XIX, arqueólogos del imperio británico, ubicaron una diversidad de objetos y estatuas, que a la fecha se encuentran en diversos museos del mundo, como en Londres, Nueva York París o Moscú.

No se debe soslayar, las propias acciones que perpetraron, otras fuerzas fundamentalistas como los talibanes, en Afganistán. Recién comenzaba este siglo y en la región de Bamiyán, estaban ubicadas dos estatuas de 55 metros de Buda, mismas que habían sido declaradas como patrimonio de la humanidad, pero en marzo de 2001, el radicalismo religioso no aceptaba que en esa nación hubiera imágenes de otra religión, considerada pagana, por lo que se les colocó explosivos, además de recibir descargas de artillería, por días hasta reducirlas a escombros, mismos que fueron amontonados en un desfiladero cercano.

Pero la barbarie continua, ahora no fueron los talibanes o Dáesh, fueron las fuerzas armadas rusas, que llevaron a cabo un ataque en contra de La Catedral de la Trasfiguración, misma que se encuentra ubicada en el centro histórico y que había sido declarada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO.  Sus daños sos graves en sus vitrales, paredes, cuadros e imágenes religiosas, pero para los especialistas, un daño que pone en peligro que la estructura colapse, son el ángulo de inclinación de varios pilares de la edificación.

No se debe soslayar, que esta iglesia ortodoxa es la mas importante y grande de Odesa, misma que fue consagrada para el culto en 1809, pero durante las purgas ideológicas y la erradicación de las religiones en la entonces Unión Soviética, Joseph Stalin, la mando destruir en 1939, afortunadamente se contaba con imágenes y cartas arquitectónicas para su reconstrucción, que fue concluida en 2003.  Pero de nuevo, un jerarca ruso ordenó un ataque en contra de la ciudad a causa de la cancelación por parte de Moscú del acuerdo que permitía a Ucrania exportar granos de forma segura a través del Mar Negro.

Las pruebas cada vez demuestran, que la destrucción de La Catedral de la Trasfiguración, fue un misil ruso, que provocó la muerte de una persona y 19 heridos, el propio arcediano (vicario general, Canónigo que ejercía jurisdicción bajo las órdenes de un obispo en una parte de la diócesis) Andriy Palchuk, argumentó, que la destrucción fue de enormes dimensiones, incluyendo pilares, techo y cimientos.

El tablero mundial, en una jugada cuyo impacto colateral (aparentemente) ha demostrado las verdaderas intenciones del agresor, destruir su esencia, su patrimonio cultural, pero ante todo, su identidad nacional y el caso de la Catedral de Odesa es significativo, pues hace poco menos de un siglo, un dictador ordenó su destrucción, ahora, otro vuelve a imponer un golpe en la memoria colectiva de una nación, pero cuyos resultados pueden ser adversos a sus intenciones, pues se puede fortalecer el nacionalismo ucraniano a través de un símbolo importante para esa nación y es su vinculación con la fe, con la iglesia ortodoxa. El tiempo dirá los efectos en el tablero mundial.

Mientras tanto, las corcholatas siguen su andar, buscan los reflectores, a unos, las preguntas son como dardos que evidencian su incapacidad política y de líderes sociales y para otros, el espacio mediático no es debidamente aprovechado, a causa de no contar con un verdadero proyecto de partido y mucho menos de gobierno. La danza sigue y sigue, como el suave andar de una mancha de petróleo sobre el mar.