La Secretaría del Trabajo y Previsión Social, que encabeza Luisa María Alcalde Luján, pidió el apoyo del Instituto Nacional Electoral para que garantizara la transparencia de la histórica votación que se llevó a cabo en la planta de Silao de la General Motors el 17 y 18 de agosto de este mes.
La petición formal de la STyPS al INE se realizó el pasado 20 de julio, precisamente cuando el Instituto estaba bajo un ataque feroz por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador y líderes de Morena, porque supuestamente no promovía de manera adecuada la consulta popular del 1 de agosto.
Y la votación en la GM se llevó a cabo a partir del 17 de agosto, exactamente un día después de que el presidente López Obrador anunció que se buscaría una “renovación tajante” en el INE y en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
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Mientras el presidente y las cúpulas de Morena lanzaban una nueva ola de ataques contra el INE, el Instituto cumplía con la labor encomendada por la STyPS de certificar que la votación en GM se realizara con total transparencia, pues era una exigencia de las autoridades laborales de Estados Unidos.
Ante las advertencias del vecino del norte de que no permitiría nuevas irregularidades en la votación, la secretaria del Trabajo necesitaba un organismo de nuestro país que generara confianza. Y ese organismo no fue otro que el INE.
El INE aceptó el reto y cumplió. Como cumplió en las elecciones del pasado 6 de junio y en la consulta popular patito del 1 de agosto.
¿Entonces, es confiable el INE o no? ¿Cuáles son los argumentos del presidente y de su partido para hacer una “renovación tajante”? Parece que no los hay.
