LA SANA DISTANCIA EN LA DINÁMICA FAMILIAR

El resguardo domiciliario por emergencia sanitaria se dio apenas hace una semana, sin embargo, las primarias, secundarias y Universidades en general ya habían cerrado sus puertas semanas atrás, lo que obligo a niños y adolescentes a permanecer en sus hogares.

Posteriormente se dio el resguardo domiciliario para el grueso de la población lo que ahora ha enfrentado a las parejas y a la familia en general a sumergirse en la dinámica de convivencia las 24 horas del día.

Pero por esta convivencia, ¿qué problemas pueden surgir en la familia?, ¿qué conflictos pueden darse en la relación de pareja?, ¿cómo se puede lograr la sana convivencia?

La Organización Mundial de la Salud, señala que por familia se entiende, “a los miembros  integrantes del hogar emparentados entre sí, hasta un grado determinado por sangre, adopción y matrimonio”.

Desde el punto de vista Psicológico y en relación a los hijos; la función de la familia es la de proporcionarles seguridad, sentido de pertenencia —-a una familia—-, identidad —mediante el nombre y el parecido físico—, contención —ante dificultades y crisis emocionales—- y brindar los medios para un desarrollo personal adecuado.

Por su parte, la pareja que construye una familia, su función es la de compartir los proyectos, deseos y conflictos que puedan surgir, así como contenerse uno a otro frente a las crisis.

Sin embargo, es precisamente durante la crisis en que se puede apreciar si la  familia es funcional y cumple con su función siendo capaz de enfrentar lo que venga apoyándose entre sus integrantes, o si es disfuncional en donde los conflictos se harán más evidentes así como la incapacidad de sus miembros para poder resolverlos. 

En estos momentos de crisis es importante no perder de vista que todos necesitamos contención y que sólo la vamos a obtener con la pareja y con los miembros de la familia. Sin embargo, tampoco se debe de perder de vista que también se requiere de buscar la sana distancia entre sus miembros.

La sana distancia tanto en la pareja como en los demás integrantes de la familia  se puede ejemplificar retomando “La Parábola de los Puercoespines” de Schopenhauer, citado por Freud en 1969,en “La Psicología de las Masas”, el cual dice:

“En un crudo día invernal, los puercoespines de una manada se apretaron unos contra otros para prestarse mutuo calor. Pero al hacerlo así se hirieron recíprocamente con sus púas y hubieron de separarse. Obligados de nuevo a juntarse por el frío, volvieron a pincharse y a distanciarse. Estas alternativas de aproximación y alejamiento duraron hasta que les fue dado hallar una distancia media en la que ambos males resultaban mitigados.”

En estos momentos en que  el exterior de la casa se ubica la amenaza del ataque de un virus y que en el interior de la casa se presentan los conflictos, quizás el remedio es encontrar la sana distancia que resulte ser el punto medio entre la participación en la dinámica familiar con el cobijo y la contención que brinda el grupo familiar y en otros momentos se pueda disponer del espacio de aislamiento y de reflexión individual para poder manejar los conflictos que pudieran surgir.