LA PULSIÓN DE DESTRUCCIÓN A FLOR DE PIEL

El fin de semana fue tendencia en redes sociales un video que mostraba la furia de una mujer que al ingresar a la pizzería Little Caesars ubicada en Naucalpan, agredió y amenazó a trabajadores del lugar cuando el vigilante le indicó que para ingresar tenía que ponerse el cubrebocas.

En el video se observa a la mujer totalmente descontrolada, exigiendo le fuera entregada su pizza mediante gritos, insultos y diversas amenazas como la de “rafaguear el lugar” si no era atendida.

En otro video, se observa a otra mujer reaccionar igualmente de manera violenta cuando los trabajadores de una tienda de autoservicio le llamaron la atención por no usar cubrebocas. 

La mujer se hace de palabras e insultos con una trabajadora del lugar, quien alterada le exigió respetar las medidas sanitarias por lo que acto seguido,la mujer amenaza con golpear a la cajera, e ignora a los oficiales que le pedían se retirara del lugar.

Pero qué sucede en la mente del ser humano que ante una realidad plasmada de amenaza de contagio, enfermedad y muerte, existan personas que se resisten a seguir las medidas de seguridad para evitar contagiarse o contagiar a los demás?, ¿qué lleva a una persona a buscar la destrucción?

El ser humano tiene en sus adentros dos afectos esenciales, el amor y un componente de odio, con una inclinación a la agresión y la destrucción y como consecuencia, a la crueldad.

Que sea el amor o el odio el afecto que entran en juego en la relación con los otros, dependerá de la experiencias de satisfacción o de frustración que las personas experimenten.

La pandemia del COVID-19 ha alterado la vida de los seres humanos nos ha llevado a vivir el encierro, a no reunirse con familiares ni amigos, a dejar los paseos de fin de semana, a no poder salir para ir a estudiar o a trabajar, a organizar de diferente manera la dinámica en casa y a que el miedo y la incertidumbre formen parte de nuestra vida.

Ante tal experiencia de frustración, no es difícil que pueda surgir el impulso de agresión y destrucción pero no sólo hacia los otros como lo actuaron las mujeres que se negaron a usar cubrebocas en un lugar publico, sino hacia ellas mismas al exponerse a ser contagiadas.

En esta actualidad no sólo es importante seguir las medidas de seguridad para evitar el contagio, sino también estar atentos de las propias emociones, los cambios en el estado de ánimo, el enojo sin causa aparente, la ansiedad y el desanimo que pueda apoderarse de la persona.

El estar atentos de las propias emociones le dará la posibilidad al sujeto de identificar y manejar el enojo, la tristeza, o la ansiedad que pudieran presentarse, y si esto no fuera posible, buscar ayuda especializada para prevenir ser presa de una depresión o de una rabia incontrolable que lleve al sujeto a la agresión y la destrucción de otros y de sí mismos.

Además de alterar la cotidianidad en la vida de los sujetos, la pandemia también ha venido ha alterar la vida emocional y amenazar la salud mental de los seres humanos, que por las perdidas y la incertidumbre hace que la pulsión de destrucción este a flor de piel.