Al aplicarle un brutal recorte de casi cinco mil millones de pesos al INE, lo que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador fue ponerle una emboscada al órgano electoral, para debilitarlo y justificar un próximo intento por eliminarlo.
Luego del recorte, concretado durante la madrugada del pasado domingo, lo que sigue es acusar al INE de sabotear la consulta de revocación de mandato programada para el próximo año mediante una pésima organización –eso dirán el presidente y su partido— de la misma.
El INE había solicitado a la Cámara de Diputados tres mil 800 millones de pesos para destinarlos a organizar de manera adecuada la consulta sobre revocación, con la salvedad de que si por alguna causa ésta no se llevaba a cabo, el dinero sería devuelto a la Tesorería de la Federación.
Pero Morena, que con sus rémoras tiene mayoría simple, no solo no le dio al INE el dinero que pedía, sino que le quitó parte de lo que tenía programado para otros gastos, pues en total el recorte fue de cuatro mil 913 millones de pesos.
El INE anunció que presentará una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues sin recursos suficientes no puede cumplir con lo que le ordenan la Constitución y la ley reglamentaria.
Pero si de esa impugnación no se desprende una salida que le dé al INE el presupuesto que necesita, tendrá que organizar la consulta sobre revocación con lo que tiene, hasta donde le alcance.
El artículo quinto transitorio de la reforma constitucional promulgada el 20 de diciembre del 2019 señala: “El ejercicio de las atribuciones que esta Constitución confiere al Instituto Nacional Electoral en materia de consultas populares y revocación de mandato se cubrirá con base en la disponibilidad presupuestaria para este ejercicio y los subsecuentes”.
Lo anterior significa que si el INE dispone de cinco pesos para la revocación, debe organizar la consulta hasta donde le alcance con esos cinco pesos.
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En tal caso, lo que ocurrirá es que en lugar de instalar 161 mil casillas, que sería lo ideal, quizá solo se instalen 20 mil o menos y se reducirá al mínimo la promoción, lo que influirá en que la participación ciudadana sea nuevamente irrisoria, como en la consulta patito del pasado 1 de agosto.
Pero eso le dará herramientas al presidente López Obrador y a Morena para emprender una nueva campaña de golpeteo en contra del INE y en particular de los consejeros que son vistos como enemigos de la “4-T”, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
El presidente y su partido no podrán eliminar al INE porque por fortuna no cuentan con los votos en el Congreso para lograrlo, pero sí podrían presentar demandas de juicio político contra el presidente del Instituto, con el argumento de que “saboteó” la consulta de revocación de mandato.
Al final, si todo esto se produce, llegaremos a la sucesión presidencial del 2024 con un INE muy golpeado, situación que querrán aprovechar los morenistas para sacar ventaja y garantizar la continuidad de eso que llaman “Cuarta Transformación”.
OFF THE RECORD
**NO SATANIZAR VUELOS
El senador de Morena por Hidalgo, Julio Menchaca, reconoció que el pasado 30 de octubre viajó en avión privado para acudir a la toma de posesión del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha.
Y dijo que no se debe satanizar a quien utilice vuelos privados.
En realidad, eso se le debería decir al presidente López Obrador y a la regenta Claudia Sheinbaum, pues son ellos quienes han convertido el asunto en un tema tabú.
**CHAQUETAZOS DE MOREIRA
Algo se trae entre manos el coordinador de los diputados federales del PRI, Humberto Moreira.
El pasado 7 de noviembre dijo que Morena había dinamitado el diálogo con la oposición, pero una semana después rectificó y aseguró que su partido está dispuesto a dialogar y que la reforma eléctrica no está muerta.
¿Será que Moreira ya se ve como primer caballero de Hidalgo?
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