El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha tratado de minimizar el desastre ecológico ocasionado por un derrame petrolero en el campo Ek-Balam, ubicado en Campeche.
Para ello, han dicho que se trató de una “pequeña fuga” y que una de las “principales causas” de este incidente se debe a un fenómeno natural conocido como “chapopoteras”.
Sin embargo, ahora se difundieron nuevas imágenes que revelan que hubo otro derrame de crudo y las autoridades mexicanas no han dicho nada.
De acuerdo con El País, las imágenes satelitales fueron tomadas por fuentes académicas el pasado 5 y 6 de junio y se puede observa una mancha de petróleo que mide alrededor de 211 kilómetros cuadrados.
“Queda pendiente conocer sus características, cómo se gestionó y qué impactos ha tenido y tendrá (…) parte del vertido puede encontrarse bajo la superficie y no ser visible por el radar”, señalan en un comunicado varias organizaciones medioambientales, entre las que se encuentran Greenpeace México, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental y la Alianza Mexicana contra el Fracking.
De acuerdo con ambientalistas, este derrame pudo estar activo durante ocho días, desde el 1 de junio.
Detallan que dicha mancha de hidrocarburos proviene de la zona conocida como Balam Tango Bravo, ubicada en los campos petroleros de Cantarell, frente a las costas de Campeche.

A su vez, científicos consultados por el medio señalan que esta mancha estuvo expuesta a condiciones ambientales que la degradaron con rapidez y que hundieron el material más pesado hasta el fondo marino, lo cual puede provocar desconocidas consecuencias para el ecosistema del Golfo de México.
Con información de El País
MSA