GOBIERNO FALLIDO… ¡ANTES DE EMPEZAR!

¿Se imaginan la escandalera y la paliza que se hubiese llevado el candidato ganador en 2006, Felipe Calderón, si la mayor parte de sus propuestas de cambio se hubiesen derrumbado antes de que tomara posesión?  

¿Se imaginan la “carnicería” en medios digitales y redes, si el presidente electo en 2012, Enrique Peña Nieto, hubiese reculado en sus principales propuestas de campaña? 

Vale la comparación porque el candidato ganador en 2018, Andrés Manuel López Obrador, ha visto caer de manera estrepitosa las más importantes promesas de campaña, sin que los medios, las redes o los espacios digitales hayan dicho nada. 

Pareciera, incluso, que buena parte del espectro mediático –incluidos columnistas, periodistas e intelectuales-, dan por sentado que las promesas de campaña de Andrés Manuel López Obrador eran, desde antes de la elección, una mentira y/o simplemente imposibles de cumplir. 

¿Por qué la crítica selectiva? ¿Por qué el linchamiento y la siembra de odio a modo? ¿Por qué muchos de los que creyeron en las promesas de López Obrador defienden su equivocación con uñas y dientes? 

Aquí no tenemos respuesta a las interrogantes anteriores. Lo que sí sabemos es que está claro, cada vez con mayor contundencia, que el de Andrés Manuel López Obrador va en dirección inevitable a convertirse en un Gobierno fallido. 

Y la más reciente de las mentiras que se vino abajo –en realidad la mentira del día desde hace 60 días-, es la “reversa” que decretaron los diputados de Morena a la “cacareada” política de austeridad. 

Resulta, cómo todos saben, que en los tiempos de campaña y ya como presidente electo, López Obrador prometió que ningún servidor público ganaría más que el presidente. En los días previos a esa declaración el presidente electo tasó su salario en 108 mil pesos mensuales. 

La escandalera no se hizo esperar entre distintos grupos del partido Morena. Y los más activos fueron los diputados federales y locales. Apenas el pasado lunes el líder de los diputados de Morena, Mario Delgado, anunció “que por el momento los legisladores de Morena suspendían la reducción salarial”. 

No queda claro el argumento político-económico del “pastor” del rebaño morenista. Lo que sí es evidente es el rechazo generalizado de los diputados federales, y locales, senadores y alcaldes de Morena, a perder uno de los mayores incentivos de la política; el jugoso salario. 

Pero la cancelación de la austeridad salarial en el Congreso es sólo la más reciente de las contradicciones o mentiras flagrantes del candidato ganador. 

Hace pocos días el propio presidente electo anunció que no habrá un apoyo económico de 3 mil pesos a los “ninis”, como él prometió. En cambio Obrador dijo que los jóvenes sin empleo y sin experiencia tendrán una oportunidad de empleo gracias a acuerdos con los empresarios. 

Antes de la anterior corrección los adultos mayores recibieron otro revés, cuando el futuro secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, dijo que para la entrega de ayudas “a los viejitos” la edad para otorgar el beneficio será de 68 años y no de 65. 

Y si vemos en retrospectiva, se han caído todas o casi todas las promesas de López Obrador; bajar el precio de la gasolina, acabar con los gasolinazos, tirar el aeropuerto, regresar a marinos y militares a los cuarteles, tirar la reforma educativa… 

¿Imaginan la paliza, la burla, el escarnio y la fiesta de odio si Calderón o Peña hubiesen reculado en sus propuestas de gobierno antes de tomar posesión? 

Al tiempo.