Frente revive al cerebro detrás de los “moches”

El Partido Acción Nacional  revive la carrera política del “cerebro” de los llamados “moches”, Luis Alberto Villarreal, quien competirá por la presidencia municipal de San Miguel de Allende, Guanajuato.

Villarreal, extorsionaba a alcaldes desde la Cámara de Diputados para que le dieran una parte del presupuesto asignado a los ayuntamientos, también es famoso por haber participado en una fiesta con prostitutas en una reunión plenaria del PAN en Puerto Vallarta.

A pesar de que el pasado 12 de febrero se inscribió como precandidato a diputado federal por el distrito II, que abarca tanto San Miguel de Allende, como San José Iturbide, Comonfort y una parte de Celaya, fuentes del partido señalaron al diario La Razón que la dirigencia nacional le informó a Luis Alberto que el candidato presidencial, Ricardo Anaya, no lo quería tener en San Lázaro.

La solución fue quitar a su hermano Ricardo Villarreal de la alcaldía de San Miguel de Allende, donde se pretendía reelegir y mandarlo a competir por la curul que buscaba Luis Alberto.

En conferencia de prensa Ricardo Villarreal lo confirmó: “Yo estaba contento con el trabajo que estaba realizando en el municipio, pues hemos hecho obras importantes de mucho beneficio para la población, por eso buscaba la reelección; sin embargo, lo hago para atender una invitación del candidato presidencial, Ricardo Anaya, y del dirigente nacional del PAN, Damián Zepeda, para unirme a la campaña como candidato a diputado federal por el distrito II de Guanajuato”.

En cuanto a los llamados moches, se denunció que Luis Alberto Villarreal y legisladores cercanos a él cobraban jugosas cantidades a alcaldes en los estados a cambio de la entrega de recursos públicos. Un ejemplo fue el del ex edil de Celaya, Guanajuato, Ismael Pérez Ordaz, a quien en 2012 le exigieron el pago de una comisión del 35 por ciento a cambio de 160 millones de recursos para su alcaldía, mismos que serían utilizados para obras de pavimentación.

Sin embargo,  “los moches” no son exclusivos del PAN y menos de Ricardo Anaya. Esa práctica la llevan a cabo todos los partidos, en montos determinados por el número de diputados de cada partido.

La mayoría de estos recursos son destinados a obras en municipios que diputados y alcaldes solicitan y que se llevan a cabo a través de empresas fantasmas, propiedad de amigos o socios.

Según testimonios de diputados, alcaldes y gobernadores del PAN, en el CEN partidista les piden entre 17 y 20 por ciento de comisión por “el palomeo” de recursos, al tiempo que las obras son asignadas a contratistas que determina la dirigencia nacional del partido.

 

Cuando fue dirigente del PAN, Ricardo Anaya obtuvo recursos a través de este formato. Resulta que la dirigencia del PAN mantenía el control de la partida del “Ramo 23” —de más de 2 mil millones de pesos—, mientras que alcaldes y diputados debían pasar a las oficinas de la colonia del Valle para negociar la asignación de ese dinero.