Este viernes da inicio la Cumbre del G7, que este año tiene lugar en Charlevoix, Québec, en Canadá y que reúne a los líderes políticos de Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Japón y al anfitrión.
Todos tienen cosas que discutir y, sobre todo, asperezas que limar con el presidente Donald Trump, quien se ha mostrado poco partidario de cambiar su actitud con respecto a la salida de Estados Unidos del Acuerdo Climático de París o de modificar más nuevas tarifas arancelarias en aluminio y acero.
En los días previos a la reunión, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, expresó su preocupación en referencia a la actitud del inquilino de la Casa Blanca en dicha materia.
Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel dice estar preparada para las turbulencias con el magnate republicano y para “polémicas discusiones”.
Sin embargo, llama la atención la postura de Francia. Su ministro de Economía comenzó a perfilar hace días la exclusión de Estados Unidos del G7. A juicio de Bruno Le Maire, la reunión tiene que ser con un “G6 más EU”, ya que el proteccionismo de Washington “es injustificados, injustificable y peligroso”.
Este jueves, el presidente francés, Emmanuel Macron dijo que “nuestros seis países representan valores, un mercado económico y algo más que todo eso: representan una fuerza a nivel mundial”.
El presidente ruso, Vladimir Putin, añadió más leña al fuego al decir que la subida de aranceles por parte de EU son lo mismo que sanciones y afirmó que Europa está probando la misma medicina que ya se ha dado a probar a Rusia con las sanciones de Crimea.
