¡FISCAL ‘ÍNTEGRO’ QUE TRAICIONÓ A LOZOYA!

¿Y la autonomía de la Fiscalía?

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La burla y el ridículo, como saben, resultaron de escándalo.

Insultante simulación de justicia de AMLO y de su “fiscal carnal”, cuando su “carta fuerte” para las venganzas de Palacio apareció como si nada en una cena, en exclusivo comedero político.

Pero no sólo fue la imagen de la burla y la impudicia oficiales sino la confirmación de que el
de López Obrador es un “gobierno de caricatura”.

Y por eso -frente al gobierno bufón-, que vieron todos los mexicanos desde el Palacio se decidió una “acción ejemplar” al mejor estilo “de la casa”.

Y es que el ridículo había pegado justo en “la línea de flotación” de la imagen y la credibilidad de López Obrador, de su gobierno, su presunta honestidad y su cacareada lucha contra la corrupción.

Por eso, frente al escándalo del “caso Lozoya”, el propio López Obrador regañó airado a su
“fiscal carnal”, a quién instruyó de manera tajante: “¡lo quiero en la cárcel”, señaló AMLO, antes de colgar el “teléfono rojo” a su lacayo Alejandro Gertz Manero.

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¿Y la autonomía de la Fiscalía?

¡A quién diablos le importa la autonomía del fiscal, si todos saben que Gertz Manero es el
mayor lacayo del presidente!

También por eso, al fiscal no le quedó más remedio que el remedo de justicia; encarcelar a su aliado y “carta fuerte” para la venganza presidencial.

Y, en efecto, la noche del miércoles 3 de noviembre de 2021, Emilio Lozoya ya dormía
en prisión preventiva.

Había terminado el verdadero “pacto de impunidad” que negoció desde España con
el gobierno de López Obrador, para jugar el juego “de la justicia ventilador”; supuesta justicia a cambio de prisión domiciliaría y de asistir a lugares exclusivos, de tanto en tanto.

¿Y qué es “la justicia ventilador”?

Poca cosa, la figura de “testigo colaborador”; un espantajo legal capaz de salpicar a todo aquel que ordene desde Palacio; sea funcionario, político, empresario y/o enemigo del presidente y del propio fiscal.

Y, claro, para “tapar el ojo al macho”, el propio López Obrador reconoció que “el caso Lozoya” se pudrió, pero, aun así, pide confiar en la Fiscalía General.

Y por eso obligan las preguntas.

¿De verdad, en el Estado mexicano existe un incauto capaz de confiar en el remedo de fiscal, de apellido Gertz Manero?

Sí existe.

Y ese mexicano se llama López Obrador y así lo dijo de manera textual: “Hay que
tenerle confianza a la Fiscalía: Alejandro Gertz Manero es un hombre recto, íntegro, le
tengo confianza y no va a simular, no va a permitir la impunidad (ni va a actuar por consigna).

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Y de nuevo las preguntas:

¿Alejandro Gertz Manero es un hombre “recto”, “íntegro” y “confiable”?

¡No, que nadie se equivoque! Lo cierto es que en el diccionario de “analfabetismos” de Palacio son sinónimos la “sumisión”, la “rectitud”, la “integridad” y la “confianza”.

Por eso, entre más sumiso y lacayo sea el fiscal, a los ojos del “señor de Palacio” será
“más recto”, más “integro” y más “confiable”.

Sí, súbditos necios que se niegan a entender que el fiscales el más servil de los empleados de Palacio y que, por esa misma razón, se le permite cometer toda clase de trapacerías, incluida la de pactar con Lozoya “para que cante la canción” a satisfacción de
las venganzas del presidente.

Por eso desde Palacio le ordenaron a Gertz Manero dejar caer a Lozoya y romper “el
verdadero pacto de impunidad”. Y gracias a ese servilismo el fiscal es impune en su demencial persecución contra toda la familia de su hermano fallecido, al extremo de tener en prisión, de manera ilegal, a una anciana de casi 70 años.

Por eso, Gertz Manero es impune en la enfermiza y grosera pretensión de apoderarse de la
Universidad De Las Américas.

Por esa impunidad fue capaz de plagiar por lo menos 3 libros con los que, de manera tramposa se hizo investigador del Conacyt y se metió al SIN.

Por eso la impunidad de perseguir a investigadores a quienes la pulsión vengativa del fiscal los quiere presos por supuesta delincuencia organizada.

Por eso la impunidad inconstitucional de Gertz para mantener en prisión a Rosario Robles.

Por eso el alarde de impune del “fiscal lacayo” de llevar a prisión a uno de sus críticos…

Lo cierto es que la impunidad del fiscal, su enfermiza sed de venganza, su intolerancia a
la crítica y su demencial hambre de autoritarismo dictatorial son el mejor retrato del gobierno de López Obrador y del propio presidente mexicano.

¿Lo dudan?

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