Por lo menos 20 personas muertas y 81 heridas fue el saldo que dejó la explosión de dos bombas en una catedral católica en una isla del sur de Filipinas.
Testigos afirman que el primer explosivo estalló dentro del templo Jolo, en la provincia de Sulu, al oír el estruendo los feligreses salieron despavoridos, algunos heridos por el impacto. Tras recibir los reportes, las autoridades llegaron al lugar justo en el momento en el que la segunda bomba explotó, un minuto posterior.
Según reportes de los soldados y policías, sospechan que el segundo artefacto pudo haber sido transportado en una motocicleta que fue dejada en la entrada principal de la iglesia.
Quince civiles y cinco soldados perdieron la vida, por su parte, 14 soldados, dos policías y 65 civiles fueron heridos.
Ante dicho ataque el ministro de Defensa, Delfín Lorenzana, aseguró que fue emitida una alerta de emergencia para que los militares resguarden el lugar y se evite más pérdidas humanas. Además, advirtió que trabajaría sin descanso para que los responsables fueran llevados ante la justicia y fueran encarcelados.
