El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador informó que está contagiado de Covid-19, cuando la pandemia en el país está en su peor momento, cuando los hospitales se encuentran saturados y por lo que cientos de personas están muriendo en el suelo de sus casas.
Andrés Manuel, quien hace meses dijo que la pandemia le vino como “anillo al dedo”, y por varias ocasiones aseguró ya se había domado, ahora se encuentra en “cuarentena” y aislado en su residencia de Palacio Nacional.
El contagio del presidente, como era de esperarse, ha conmocionado a la mayoría de los mexicanos, pues pese a los desafortunados comentarios que hizo y ha hecho el tabasqueño con respecto a la situación, no es y no resulta una noticia agradable para el país.
Pero mientras otros no encuentran lugar en un hospital para ser atendidos, ¿cómo y quién ve por la salud del presidente ahora que resultó positivo al virus?
De acuerdo a la Secretaría de Salud Pública (Ssa), AMLO es atendido por el equipo de especialistas que está integrado por infectólogos, inmunólogos y neumólogos, bajo el mando del secretario de Salud, Jorge Alcocer.
“El presidente va a estar en un seguimiento continuo, puntual, un monitoreo permanente por parte de los especialistas, neumólogos, infectólogos, inmunólogos, para que cualquier dato que en su momento amerite algún tipo de tratamiento o incrementar las magnitudes de éste, sea inmediatamente colocado”, refirió el director de Epidemiología, José Luis Alomía.
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Alomía explicó que, al padecer hipertensión, será necesario brindarle al presidente un seguimiento puntual de sus signos vitales y de su oxigenación, ello con el objetivo de identificar si se presenta “un signo de alarma”.
“Si bien es cierto que tanto las personas que padecen diabetes como las que padecen hipertensión están clasificadas dentro de los grupos de riesgo, cuando nos vamos a cada uno de estos grupos las personas que tienen mayores factores de riesgo son las que tienen esta condición de manera descontrolada”, explicó Alomía.
Era de esperarse un trato especial para el presidente en este caso, de eso no hay duda, pues es el máximo mando del país. Pero ahora se vienen varias preguntas al respecto: al pasar este desafortunado episodio, ¿sabrá valorar más la situación y tomarla más en serio? ¿usará cubrebocas cuando se recuperé y retome sus actividades? ¿Pondrá más atención a las necesidades del personal médico en los hospitales?
Ojalá que sí. Y Ojalá que el presidente salga pronto de esta enfermedad que ha dejado cientos de miles de muertes en el país.
AIS
