Encapuchados queman otra unidad de Metrobús y pocos saben por qué

 

Un grupo de manifestantes prendió fuego a una unidad del Metrobús que corre por la avenida Insurgentes, a la altura de Ciudad Universitaria.

Al mismo tiempo cerca del Estadio Olímpico Universitario se leían mantas con la leyenda: “Solidaridad con los presos en huelga de hambre Luis Fernando Sotelo y Fernando Bárcenas”.

Cabe señalar que los usuarios del Metrobús poco sabían sobre las demandas de los encapuchados que una vez más vandalizaron propiedad pública; sin embargo, en plena hora pico estos ciudadanos, que cotidianamente usan el servicio, fueron los más afectados por las determinaciones de los vándalos.

Además, a pesar del delito que representa la quema de una unidad de transporte, no hubo ningún detenido. Así, otra vez, los vándalos de siempre se salieron con la suya.

¿A todos ellos, quién los castiga? ¿Por qué las autoridades están más entretenidas en castigar payasos “diabólicos” que encapuchados y vándalos?

Las cuestiones vienen a cuenta porque portar un disfraz, una máscara o algo que cubra el rostro o la identidad no es ningún delito. El delito es vandalizar o cometer crímenes valiéndose del disfraz, como los encapuchados que ayer quemaron el metrobús. Ninguna protesta o movilización justifica actos como ese.

¿No sería mejor que antes de vandalizar la ciudad los manifestantes informaran a la gente sobre la causa sus protestas? Así quizá los ciudadanos podrían solidarizarse… No obstante, la realidad es otra, y los vándalos son intolerantes, violentos y destructores que nunca podrán entablar diálogos con nadie que piense diferente a ellos.