Se ha reportado que diversos grupos del crimen organizado, junto a pobladores, controlan varios pozos de agua en alcaldías como Tlalpan e Iztapalapa. Tras descubrir este control clandestino, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México se vio obligado a pedir ayuda a la Secretaría de Seguridad Ciudadana y a la Guardia Nacional, los cuales tuvieron que entrar a los pozos y cerrar las tomas durante la noche.
El Sistema de Aguas reporta que el control del crimen sobre sus pozos no solo se da en la capital del país, sino que también ha habido casos en el Estado de México y en Michoacán donde se roba y distribuye de manera ilegal por grupos como La Familia Michoacana.
Fue gracias a este problema que en Michoacán se invirtió en la tecnificación de los sistemas de riego, los cuales fueron hechos con presupuesto de la CDMX, lo que permite que en dicho estado se reduzca la cantidad que usan los agricultores y que se cuente con agua suficiente en la CDMX.
El Sistema de Aguas reporta que la venta y distribución ilegal de agua también ya se presenta en otras alcaldías como Xochimilco y Tláhuac, donde grupos del crimen organizado relacionados con talamontes y aserraderos ilegales toman pozos.
De acuerdo a los datos del SACMEX, en 2019 se calculó que al menos el 50% del caudal de agua de la CDMX había sido robado, no se cobraba o no se registraba. Al cierre del 2023, la cifra de robo se redujo a la mitad, según se reportó.
Los robos de agua se descubren al encontrar discrepancias entre el agua obtenida y la facturada, además de la presencia de tuberías ilegales o fugas. Estas tomas clandestinas se cortan y se cierra la tubería. Tan solo en la CDMX se hizo una modernización del sistema de operación de los pozos.
