El 14 de abril, la alcaldesa de Chenalhó, Rosa Pérez Pérez, firmó su solicitud de licencia para separarse del cargo por tiempo indefinido.
En principio, todo indicaba que la decisión fue por la presión de los pobladores, que no aceptaron los resultados de la elección.
Las protestas de la población inconforme fueron violentas, pues consistieron en sellar las puertas del congreso chiapaneco e impedir la salida de los trabajadores y periodistas que se encontraban dentro para buscar la destitución de la alcaldesa, además de prender fuego a la casa de la edil.
Fue así como el 26 de mayo, Pérez Pérez dejó el cargo de manera definitiva en medio de agresiones en su contra y en contra de otros funcionarios.
Sin embargo, a las pocas semanas –el 2 de junio– la ya ex presidenta municipal buscó un amparo para regresar al cargo, pues alegó violencia psicológica ejercida en su contra.
Para el 18 de agosto, el Tribunal Electoral del Poder Judicial reinstaló a Rosa Pérez Pérez en la alcaldía de Chenalhó. Sin embargo, por temor a represalias se anunció que la alcaldesa operaría desde San Cristóbal de las Casas.
Sobre el proceso electoral que hizo alcaldesa a Rosa Pérez Pérez destacan dos versiones:
Que la candidata habría sobornado a un funcionario de casilla para alterar el resultado.
Por eso, el abanderado del PRI –Santos Gómez Velasco–, trató sin éxito de impugnar la elección.
Y que Pérez Pérez solicitó un recuento de actas del que resultó triunfadora, luego que se reportó el robo de urnas, y se dijo que exediles habrían comprado votos a favor del candidato priista.
No obstante, en La Otra Opinión surgen las dudas al respecto, pues nada parece claro. ¿La destitución en principio fue por causa de género? ¿Por qué las autoridades la destituyeron si la iban a restituir después? ¿Quiénes ganan o pierden con la alcaldesa al mando? ¿A quiénes le temen las autoridades que mandaron a Rosa Pérez Pérez a administrar desde San Cristóbal de las Casas? ¿Corre riesgo la vida de la edil?