Lo que veremos el domingo próximo –1 de junio del 2025–, no es una elección convencional, tampoco un proceso electoral confiable, equitativo, transparente y menos democrático.
En realidad, lo que viviremos el domingo venidero no sólo es una farsa que violenta la Constitución y las leyes electorales, sino que está muy lejos de los comicios legales, transparentes y que abrieron la puerta a la democracia mexicana.
En efecto, la elección judicial del 1 de junio próximo no es otra cosa que una farsa electoral; una grosera simulación orquestada desde lo más alto del poder para acabar con la división de poderes, con los contrapesos institucionales y, sobre todo, con libertades y derechos fundamentales como la de expresión y la propiedad privada, entre muchas otras.
En pocas palabras, la “cacareada” elección judicial no es más que el “golpe mortal” a la democracia mexicana.
Y es que más allá del resultado en las urnas; más allá de número de votantes que salgan a sufragar; más allá del número de votos emitidos, el resultado de tal elección ya está decidido.
Es decir, que quienes asistan a las urnas, en realidad serán parte de una simulación en donde el voto ciudadano no será más que un grosero remedo democrático, porque cada centro de poder ya decidió quienes serán sus jueces, magistrados y ministros, a quienes el poder presidencial impondrá mediante todas las modalidades del fraude.
¿Y cuál será el resultado si la decisión que ya fue tomada?
Casi nada, que luego del remedo de elección del 1 de junio del 2025, el Poder Judicial se llenará de “narco-jueces”, “narco-magistrados” y “narco-ministros”, además de lacayos de Palacio, lacayos de Palenque y lacayos de cada uno de los “narco-gobernadores” de Morena
En otras palabras, resulta que, mediante la supuesta elección judicial, el poder en turno –el poder de López Obrador y de su florero, Claudia Sheinbaum–, pretende que los ciudadanos avalen el mayor fraude de la historia; el peor retroceso democrático en las últimas tres décadas y, por consecuencia, el arranque formal de la nueva dictadura mexicana.
Sí, a partir del lunes 2 de junio del 2025, el Estado mexicano amanecerá convertido en una más de las “dictaduras bananeras” de nuestro continente y del mundo.
Y es que, una vez capturado el Poder Judicial mexicano, la dupla de AMLO y Claudia tendrán en sus manos el poder absoluto; el poder para decidir la vida y el futuro de más de cien millones de mexicanos que no tendrán derechos y menos libertades.
Y es que López y Claudia serán dueños de los poderes Ejecutivo y de todas sus instituciones; serán dueños del Legislativo, de sus diputados federales y senadores y, por si fuera poco, serán dueños del Poder Judicial, que incluye jueces, magistrados y ministros; en especial “narco-jueces”, “narco-gobernadores”, “narco-legisladores” y “narco-alcaldes”.
Además de que la dupla Obrador-Sheinbaum ya se adueñaron del INE, del Tribunal Electoral; son dueños de la fiscalía general de la República; dueños de la CNDH y dueños de más de 20 gobiernos estatales y sus respectivos congresos locales.
Lo peor del asunto es que si una camarilla en el poder es dueña de todo lo anterior, entonces habrá muerto “la división de poderes”, consagrada en la Constitución; habrá muerto la democracia y, por consecuencia, los ciudadanos habremos perdido todas nuestras libertades y todos nuestros derechos fundamentales.
¿Y cuáles son esas libertades y derechos fundamentales que perderemos a partir del 2 de junio?
Libertades como la de expresión, libre tránsito, libre mercado y como la propiedad privada, además de derechos fundamentales como el derecho a la salud, a la educación, a la justicia pronta y expedita, a los derechos humanos y, sobre todo, el derecho al libre albedrio y a la libre asociación.
Y es que, sin democracia, no hay libertades y menos derechos que valgan; viviremos en una tiranía.
Al tiempo.