¡El PRI de siempre…!

En las décadas de los años 60, 70 y 80 del siglo pasado –hace más de medio siglo–, la derecha y las izquierdas no sólo criticaban con dureza la antidemocracia del “partido único”, sino que motejaban a sus gobiernos como “la dictadura perfecta”.

En esos años, el Presidente en turno acudía al partido a dictar la línea a seguir, en tanto que empresarios de medios –como Televisa–, se declaraban “soldados del presidente”. La prensa, la radio y la televisión se entregaban –en cuerpo y alma–, al culto presidencial.

El Presidente en turno –desde Echeverría, López Portillo, Miguel de la Madrid, Salinas y Zedillo, por citar algunos–, quitaban y ponían presidentes del viejo partido, a su antojo; modificaban estatutos y eran dueños de todo tipo de candidaturas a todo tipo de puestos de elección popular.

El Presidente en turno mantenía un total sometimiento a los otros Poderes de la Unión –al Legislativo y Judicial–, y un control absoluto a los otros órdenes de gobierno; el municipal y estatal.

Y pobre de aquel alcalde o gobernador que se atreviera a chistar, porque era echado del paraíso, en tanto se declaraba boicot publicitario –del dinero público–, contra los medios que no se sometieran al rey en turno y al partido oficial.

Para fortuna de los mexicanos, en la segunda mitad de la década de los años 90 –en 1997 del siglo pasado–, terminó el control absoluto del partido único en el Congreso y el partido oficial fue echado del poder presidencial en el año 2000.

Sin embargo, 18 años después, los llamados millennials y la clase media ilustrada decidieron que era mejor volver al viejo PRI; determinaron que era mejor la vuelta a la antidemocracia del “partido único”, y a “la dictadura perfecta” y movieron en sentido contrario las manecillas del reloj de la historia.

Ayer domingo, Morena, el nuevo PRI, realizó un Congreso Nacional Extraordinario, propuesto por el presidente electo –verdadero dueño de Morena–, para modificar los estatutos y reelegir a la presidenta, Yeidckol Polevnsky.

Quienes asistieron al Congreso Nacional Extraordinario fueron testigos de la más asombrosa metamorfosis de la historia mexicana del nuevo siglo; el regreso del PRI de siempre, enfundado en el zurrón de Morena.

El Presidente López, jefe y dueño del partido; futuro jefe del Ejecutivo, dictó el qué, cómo y por qué para Morena. El culto al dueño de la moderna versión del PRI comprometió a todos los medios; prensa, radio y televisión, además de medios digitales y redes sociales.

Y es que en el Consejo Nacional Extraordinario de Morena dejó ver a la crema y nata del PRI de hace más de medio siglo; incluidas las modernas adquisiciones salidas del PRI de Echeverría y del gobierno de López Portillo, sin olvidar a los salinistas-morenistas.

Curioso que los jóvenes del siglo 21 –los millennials y los mexicanos ilustrados–, hayan hecho el milagro de traer de vuelta a lo peor del PRI y a los políticos más rancios.

Y aún así, aplauden que el nuevo gobierno sea el PRI de siempre.

Al tiempo.