EL POR QUÉ DE LA AGRESIÓN

Dra. María Elena

Inicia el año, la temporada de fiestas, regalos, vacaciones, de paz y de amor, quedó atrás. La cotidianidad regresó a nuestras vidas y con ella las frustraciones, y las agresiones que al parecer son parte de la vida diaria publica y privada de los seres humanos.

EL POR QUÉ DE LA AGRESIÓN

Pero, ¿Por qué agrede el hombre?, ¿Es la agresión un impulso inherente al ser humano?, ¿Es normal que un individuo presente cierto grado de agresión en la cotidianidad de su vida?,

De acuerdo con diversos autores, la agresión puede llegar a generarse a partir de la frustración, la envidia, el abuso, y el miedo. 

La frustración está en relación con la imposibilidad de satisfacer una necesidad básica —-el hambre, el sueño—o un deseo —un viaje, un asenso en el trabajo—.  Si la persona presenta incapacidad para tolerar la frustración, una forma de expresarla y que no resulta conveniente, es mediante la agresión. 

Por su parte, la envidia es descrita como el sentimiento de enojo contra otra persona que posee algo —un auto, una pareja, algún atributo físico, mejor puesto en el trabajo— que la persona desea, teniendo el impulso de quitarle o dañar al objeto que el otro posee.

 La persona envidiosa se molesta ante la satisfacción ajena, lo que le provoca el impulso de agredir al otro. Solamente se va a sentir tranquila al contemplar la desgracia del otro aunque la envidia se va a volver a presentar.

Es por esto que resulta imposible poder satisfacer a una persona envidiosa ya que siempre va a estar deseando lo que el otro tiene y al no poder alcanzarlo; es entonces que utiliza el recurso de la agresión para destruir en la imaginación o en la realidad, el objeto que el otro tiene —el coche, la pareja, el puesto en el trabajo—y de esta manera por breve tiempo, quedarse tranquilo porque al destruirlo, ya tampoco el otro lo tiene.

En cuanto al abuso y el miedo que generan agresión; esta se origina cuando la persona ha sido expuesta a temprana edad a algún tipo de violencia, abuso físico, psicológico y sexual, de manera particular por alguno de los padres —incesto—. Este tipo de abusos son los que más daño generan en la persona que los sufre ya que el miedo lo va a actuar mediante la agresión.

La agresión se vuelve patológica cuando la destrucción del otro se vuelve el fin único en la vida de la persona o cuando se busca hacer sufrir al otro y esto le produce placer. El niño ya no le pega a la pelota por diversión sino que lo hace para romper el vidrio de la vecina y esto es lo que ahora le produce placer. 

Frente a tales circunstancias lo mejor es que el sujeto pueda recibir atención especializada que le ayude a resolver todos los sentimientos que la mala experiencia le provocó y de esta manera poder seguir con un desarrollo adecuado.