Es muy criticable el hecho de que un sector del PAN haya arropado al partido ultraconservador español Vox. Pero es igual de criticable que Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, mantenga una alianza permanente con Podemos, el partido de extrema izquierda de España.
Con estas relaciones, un sector del PAN y Morena están ubicados en los más agudos extremos de la geografía política e ideológica
Aunque hay una diferencia: en el caso de Vox, la relación no es con el PAN de manera institucional, sino con un sector que cometió la pifia de recibir y presumir una reunión con la dirigencia de ese partido ultraderechista.
En cambio, la relación de Podemos sí es con las cúpulas de Morena, al grado de que ambos partidos están involucrados en una trama ilegal de trasiego de recursos hacia el partido mexicano.
En este y otros medios se ha documentado la forma en que Podemos utilizó parte de sus recursos para transferirlos a Morena a través de una empresa de consultoría de nombre Neurona Consulting, misma que a su vez utilizó empresas fantasma.
Por estas operaciones está bajo investigación Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de Podemos, quien ya fue citado a declarar ante la Audiencia Nacional.
De acuerdo con lo que se conoce de la investigación, Podemos también transfirió recursos al Partido Socialista Unido de Venezuela –el de Nicolás Maduro– siempre a través de Neurona Consulting, una empresa mexicana ligada a Morena, de la cual fue importante colaboradora Rebeca Peralta Mariñelarena, la novia de Hugo López-Gatell.
Podemos comparte con Morena los mismos dogmas de oponerse a cualquier tipo de privatización, de impulsar programas clientelares sin ton ni son y de estigmatizar a la clase empresarial. Es decir, el populismo.
Y, como vimos, ambos partidos comparten también la proclividad de sus líderes y directivos hacia la corrupción.
