EL NUEVO PRESIDENCIALISMO DE LA DRA. SHEINBAUM

José Alberto Márquez Salazar

 

José Alberto Márquez Salazar

 

En la última semana la “Carta de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a la dirigencia y militantes de Morena” ocupó una parte de las mesas de análisis en los medios de comunicación y redes sociales.

 

La carta, elogiada por analistas, especialmente a fines del Movimiento de Regeneración Nacional, luego de un prologo extenso donde habla sobre los logros de la Cuarta Transformación, advierte que “El dinero y el poder no es el éxito de una persona, sino lo es su legado en la lucha por los derechos del pueblo de México, la democracia, las libertades y la patria.”

 

La Carta propone diez “principios ético-políticos”: Cito algunos que me interesa analizar:

 

“…

  1. Todos los militantes de Morena deben conducirse con honestidad, humildad y sencillez. La parafernalia del poder es del pasado de corrupción y privilegios, no de Morena. No caigamos nunca en la frivolidad, en el consumismo y la ambición por el poder y el dinero.

Morena es humildad…”

 

El Diccionario Real de la Academia Española define de tres formas la acepción “humildad:

 

  • Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.

 

  • Bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie.

 

  • Sumisión, rendimiento.

 

¿Cómo se va a medir la humildad de las y los funcionarios o dirigentes y militantes?

 

La Carta de la Presidenta de la República personaliza el objetivo de los principios éticos políticos que propone al referirse a que “las y los legisladores no deben andar en congresos internacionales, usando recursos públicos para viajar al extranjero…” ¿en una referencia al Senador Gerardo Fernández Noroña?

 

Al haber estudiado en el extranjero y ser una científica profesional, la doctora sabe que los congresos y otras reuniones son esenciales para el intercambio de información ¿Qué va a pasar con las relaciones interparlamentarias del Congreso de la Unión? ¿La Presidenta pretende que se pierda la diplomacia parlamentaria?

 

 

“3. Las y los legisladores no deben andar en congresos internacionales, usando recursos públicos para viajar al extranjero a hacer turismo político. Solo se justifica en una situación especial para una tarea indispensable.

 

Nuestro deber es estar con la gente, en el territorio. …”

 

Pero, si los legisladores andan en territorio promocionándose para el siguiente cargo, ¿qué va a suceder?

 

Las iniciativas que la presidenta de la República presentó ante el Congreso de la Unión, ya aprobadas en su mayoría, construyen un sistema jurídico administrativo anticorrupción, muy ambicioso y, por eso, perfectible.

 

“4. Que nunca se permita el amiguismo, el influyentismo y nepotismo. …”

 

¿Qué pasará si las disputas internas o la ofensiva de la oposición comprueban que alguno a alguna de los suyos incumple con dichas líneas? Es un gran reto, no para la Presidenta, sino para su equipo cercano y no creo que al día de hoy muchas y muchos aprueben, basta ver sus redes sociales.

 

El número 5 de los principios ético-políticos que “propone” la presidenta Claudia Sheinbaum es el que llama más la atención por que sugiere que el MORENA diga:

 

“5. No a un partido de Estado. El gobierno de la república cumple sus tareas para la transformación del país y el partido cumple las suyas. Para ello nuestro partido debe fortalecerse sin caer en corporativismos. La organización es para la transformación. La fuerza de Morena es la organización desde abajo. Sus comités de base, su contacto permanente con el pueblo, como lo sabemos hacer, casa por casa entregando el periódico Regeneración.”

 

En su artículo del 5 de mayo, la analista Virí Ríos señaló: “La carta de Sheinbaum no fue un mero manotazo. Fue un bautizo como líder principal del partido. Un reflejo de que han cambiado los tiempos y de que ahora la Presidenta está decidiendo dejar de estar enfocada en solo gobernar. Sheinbaum ha decidido empezar a hacer más política” (Milenio).

 

Con el peligro de que se me llame retrograda (si eso existe), cito a Jorge Carpizo y su “El presidencialismo mexicano”, donde refiera las características de éste:

 

“El jefe real del PRI es el presidente de la República, y nadie lo duda o lo discute… El hecho de ser el jefe del PRI, otorga al presidente una serie de facultades situadas más allá del marco constitucional, como son… la designación de su sucesor, el nombramiento de los gobernadores, los senadores, la mayoría de los diputados, de los presidentes municipales…” (1978, pág. 191).

 

En este año, con la omisión o indiferencia de los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y Movimiento Ciudadano, el Congreso de la Unión eliminó la reelección. Sí, la reelección que ponía en manos de los partidos políticos y los electores la ratificación de personas políticas y que de alguna manera permitía la rendición de cuentas ¿En manos de quién queda la designación de candidaturas? Sí, en las manos de la presidenta de la República.

 

La doctora Claudia Sheinbaum propone los diez puntos ¿Cómo presidenta de la República, como militante o como líder del Movimiento? Con la Carta, la Presidenta, lo refiere Virí Ríos: “… ha decidido empezar a hacer más política…”, pero si la presidenta de la República hace política para dirigir a MORENA ¿lo hace en condiciones simétricas con sus compañeras y compañeros?

 

La presidenta de la República está construyendo un Presidencialismo para México en el Siglo XXI. Las Cartas dirigidas a MORENA son la prueba ineludible de que será la líder y Jefa de Estado.

 

Baruch Espinoza escribió que “Lo mejor que podemos hacer, en tanto no tenemos un conocimiento perfecto de nuestras afecciones, es concebir… principios seguros de conducta, imprimirlos en nuestra memoria y aplicarlos sin cesar a las causas particulares…” Así entiendo mejor la Carta de la doctora Claudia Sheinbaum.