¡EL MILAGRO DE LA ESTUPIDEZ…!

Del “milagro del hueso” mudamos al “milagro de la estupidez”.

Como saben, en la “canina” clase política mexicana “el hueso” se ha convertido en otro “obscuro objeto del deseo”.

Es decir, la compulsión por perseguir y morder “un hueso” –entendido como cargo de elección popular, sea diputado, senador, gobernador o alcalde–, lo mismo derrite ideologías que rompe convicciones y hasta mueve a la traición de las ideas.

El “milagro del hueso” es tan poderoso que aquellos privilegiados que lo consigue desarrollan un potente anticuerpo para digerir –sin hacer gestos–, los peores sapos y las más venenosas serpientes.

Basta ver –si dudan–, el ridículo argumental de aquellos privilegiados a los que bendijo el “milagro del hueso”, como Germán Martínez, que ayer era visto como ejemplo de crítica y congruencia sobre los despropósitos del de Tabasco y hoy, luego de “morder el hueso”, resulta la caricatura de sus propias ideas.

Y es que en un celebrado artículo de Reforma –29 de marzo de 2017, titulado “Obediencia Anticipatoria”–, Germán Martínez dibujó un retrato de cuerpo completo del jefe de Morena. Hoy, gracias “al milagro del hueso” sus pinceladas son caricatura de sus actos de fe a favor de AMLO.

Dijo aquel 29 de marzo de 2017: “¿López Obrador ganó, ya, la presidencia? Una mezcla de inevitabilidad histórica, derrota anticipada, cobardía cívica, cargada política, cuidado de negocios y trasiego de privilegios se siente en el ambiente. El rey se pasea, sus súbditos salen a vitorearlo.

“Son varios con ese síntoma del sumiso: el gobernador Velazco de Chiapas y su abuelito le costearon y organizaron en febrero pasado un acto multitudinario a López obrador: Alfonso Romo lo compara impunemente con el ex presidente colombiano Álvaro Uribe y nadie lo desmiente. Muchos empresarios con el “no vaya a ser” o el “más vale” en la boca, tienden puentes por si las canijas dudas. “No fue tan malo como jefe de gobierno en el DF”, sostienen con resignación.

“El senador Barbosa sin complejos ejecutó en lo alto de su circo el vuelo en el trapecio, intentó brincar de la barra horizontal del PRD a la de Morena, pero ¡sin soltarse de ninguna!, (ni del dinero de la coordinación–, resultado: armó la tremolina mediática y desnudó al perredismo.

Con la imagen de Jefe de Estado –abrigo negro incluido–, el tabasqueño fue a Washington a denunciar en la OEA al presidente Trump por violación a los derechos humanos y nadie reclamó con fuerza la estafa: Estados Unidos no forma parte plena del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Manipula el dolor de los migrantes porque su denuncia sirve tanto como “la carabina de Ambrosio…

“Es una herejía periodística exigirle aclarar sus nexos en Guerrero con los gobiernos manchados con la sangre de estudiantes de Ayotzinapa. Nadie tampoco le cuestiona que en la era de las energías renovables, quiera construir una refinería de petróleo. ¿Es sostenible?

“¿Quién le cuestiona su voluntarismo frente a la corrupción? ¿Quién le va a decir que el costo de un avión (seguro es deuda financiera) no alcanza para pagar la educación de todo el país? ¿Mandela igual a Fidel Castro..?”

Sí, resulta increíble que el autor de las ideas citadas arriba, Germán Martínez, hoy es la caricaturiza todo lo que ayer pensó y escribió. Convirtió en caricatura sus ideas, gracias al “milagro del hueso”.

Además, el propio Germán confirmó que al primer milagro le sigue el segundo; “el milagro de la estupidez” ¿Por qué?

Porque si bien en el texto citado, Germán se burla de que Alfonso Romo comparó a AMLO con el ex presidente Álvaro Uribe, “sin que nadie lo desmintiera”, hoy Germán comparte establo con Alfonso Romo, el mismo que también comparó a Napoleón Gómez Urrutia con Mandela. ¡De risa loca!

¿Y qué creen? Que ante el nuevo sacrilegio de Romo, Germán tampoco se atrevió a aclarar nada. ¿No es de risa loca?

Y es que la condición para estar en Morena y para disfrutar del “milagro del hueso–, es trabajar ardorosamente para hacer realidad “el milagro de la estupidez”. ¿Por qué?

Porque todos los feligreses de Morena, todos aquellos que paladean el jugoso “milagro del hueso”, deben callar, “apechugar”, justificar y/o defender las estupideces de su benefactor.

¿Qué dicen los bendecidos del “milagro del hueso” sobre la postulación de ladrones como “Napito” y “Nestora” al Senado y a diputados; qué dicen de la “constitución moral”, qué dicen de la alianza con la profesora Gordillo, qué dicen de la confesión del mesías de que no respetará la división de poder…?

La respuesta está a la vista. Se llama “el milagro de la estupidez.

Al tiempo.