Olga Sánchez Cordero es la presidenta del Senado que menor votación ha obtenido desde el año 2000, en que llegó la pluralidad a este órgano legislativo. ¿Qué pasó?
El pasado domingo, la ex secretaria de Gobernación fue electa presidenta de la Mesa Directiva del Senado por 79 votos a favor, 17 en contra y una abstención.
Su antecesor, Eduardo Ramírez, fue electo hace un año con 101 votos a favor y solo 15 en contra. Un año antes, Mónica Fernández obtuvo 110 votos a favor, solo uno en contra y dos abstenciones.
Y al arranque de la legislatura, en el 2018, Martí Batres obtuvo 120 votos a favor, prácticamente la unanimidad.
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¿Por qué si todos los mencionados son de Morena los tres primeros recibieron más de 100 votos y Sánchez Cordero solo 79?
Ya empezó a salir el peine. Muchos senadores de Morena votaron en contra de ella o se abstuvieron de votar como una forma de manifestar su inconformidad por la imposición que hizo desde Palacio Nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador.
De los 62 senadores que tiene la bancada de Morena, 18 decidieron no depositar su voto y muchos otros –no se conoce la cifra exacta pues el voto fue secreto– votaron en contra de Sánchez Cordero.
La votación recibida por la ministra de la Corte en retiro hubiera sido todavía menor de no haber sido por la operación que hizo el coordinador de Morena, Ricardo Monreal, para convencer a sus compañeros de bancada y a los de las rémoras de que votaran a favor.
Los senadores que votaron en contra o que se abstuvieron estaban molestos por la forma grosera en que el presidente López Obrador nombró por dedazo a Sánchez Cordero como presidenta del Senado, sin importarle que había cuatro senadoras en funciones que aspiraban a ese puesto.
Las senadoras Bertha Caraveo, Imelda Castro, Ana Lilia Rivera y Marybel Villegas habían realizado campaña interna durante varia semanas y a la mera hora, con el dedazo de López Obrador, se quedaron chiflando en la loma.
