Acabar con la corrupción, poner fin a “la mafia del poder”, parar los saqueos del PRIAN, “regresar al ejército a sus cuarteles”, terminar la “Guerra contra el narco” de Calderón y establecer como principio gubernamental a “los pobres”; fueron las promesas de campaña que ayudaron a Andrés Manuel López Obrador, llegar a la presidencia de México, el 1 de julio de 2018.
Tras 20 meses de aquel triunfo avasallador de Morena y en medio de un escenario tan delicado como el que se vive en el país, llega el segundo informe de gobierno y con ello, un caso tan escabroso que confirma lo especulado, un gobierno de izquierda-populista como el de Obrador, es muy fácil de quebrantar.
El pasado viernes 21 de agosto, se filtraron dos videos donde aparece Pío López Obrador recibiendo sobres con dinero de manos de David León. Las grabaciones, eran de 2015, cuando el segundo era operador político de Morena, partido que ese año participó por primera vez en un proceso electoral.
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En el primer video, su voz y su imagen dan énfasis a un acto ilegal, el de recibir dinero para actividades electorales y no registrarlo en su contabilidad. Su voz expresa que Andrés “lo sabe perfectamente”, que el apoyo le llega del poder en Chiapas, en ese entonces Manuel Velasco Coello, el gobernador que migró del PRI al Partido Verde y luego a ser la bisagra del obradorismo en el Senado. Dejando muy en claro que las entregas de dinero son para la campaña presidencial de 2018.
Al difundirse los videos y el audio en el portal Latinus del periodista Carlos Loret de Mola, el efecto fue letal para AMLO, mismo que lo redujo a la condición de un rufián ante la opinión pública, restándole autoridad moral y políticamente, arrasando con su investidura presidencial.
Así es, el hermano incómodo habría de ridiculizar al presidente con aquello de la honestidad y sentó en el banquillo de los acusados a la Cuarta Transformación.
En un segundo video grabado el 26 de junio de 2015, se ve al mismo David León, en lo que se dice que es la casa de Pío, dándole una bolsa y asimismo, le remarca que le da “uno”, en referencia al dinero, es decir, un millón de pesos.
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Mientras Obrador iba por doquier predicando que erradicar la corrupción era su principal tarea; por debajo del agua, se incurrió en un sinfín de ilícitos allegados a su gobierno, -vaya redundancia- “no somos iguales”, alardeaba Obrador, “hay aves que cruzan el pantano y no se manchan, mi plumaje es de esos”, repetía como un disco rayado. “La diferencia es que tenemos solvencia moral”, fueron parte de sus discursos que hacían alusión al tema de la corrupción. Y la fanaticada, y los ingenuos, los ilusos y los tontos, le llegaron a creer.
La intolerancia hacia la prensa mexicana e internacional, su incompetencia para atender la pandemia, justificar errores políticos echándole la culpa a los gobiernos anteriores, enajenar a los mexicanos con discursos pausados y contradictorios todas las mañanas, pactar con el narco, armar un circo mediático con el reciente caso del extitular de Pemex, Emilio Lozoya y ahora, cargar con el peso de un hermano corrupto, son algunos casos que han minimizado la “Esperanza de México”.
Sin duda alguna, esas “aportaciones” -tal cual el titular del Ejecutivo lo dijo- que hizo el pueblo, manchan de tinta permanente al gobierno de Obrador.
SG
